27/11/99

La historia de Salomé

Por Ernesto Schoo
Publicado en LA NACION

En 1884, Oscar Wilde viajó a París en luna de miel. Acababa de aparecer la novela que apasionaría y escandalizaría a Europa: "Ë Rebours", de Joris-Karl Huysmans, donde se narran las andanzas de un tal Des Esseintes, epígono del decadentismo, en procura de agotar todas las sensaciones más exquisitas y refinadas, aun en la esfera de la crueldad. Oscar quedó fascinado con la descripción de una de las pinturas que el simbolista Gustave Moreau dedicó a la princesa de Judea, Salomé, contemplando la cabeza cortada de San Juan Bautista. Nada podía complacer más a Wilde que ese párrafo, mezcla de sensualidad perversa y catálogo de joyería.
Siete años más tarde, siempre en París, Wilde fue presentado a Mallarmé, que por entonces escribía su poema "Herodías". Al parecer, surgió en el irlandés el deseo de emular a su colega con una composición sobre el mismo tema. Quiere la leyenda que al ver en el Moulin Rouge a una acróbata rumana que bailaba sobre las manos, Oscar la asociara con la curiosa representación de Salomé en algunos capiteles y pórticos de catedrales góticas (Amiéns, Ruán), y resolviera mostrarla en una obra de teatro. De vuelta en su hotel, durante toda la noche y hasta la madrugada, Wilde habría escrito "Salomé" de un tirón y en impecable francés.
Wilde le leyó la pieza a Sarah Bernhardt, que se propuso estrenarla en esa ciudad al año siguiente. Los preparativos avanzaron, pero no habían contado con la estricta censura británica (abolida tan sólo en 1968) que prohibía llevar personajes bíblicos a escena. También fue objetada la sensualidad con que Salomé alaba el cuerpo del Bautista, sin reparar en que se trata de una paráfrasis del Cantar de los Cantares; así como las invectivas del Precursor contra la adúltera Herodías, madre de Salomé, provienen de los profetas Isaías y Ezequiel, y del Apocalipsis la descripción de la gran prostituta babilónica.
Tal fue la verdadera causa de la prohibición de "Salomé" en Inglaterra, y no el escandaloso proceso de Wilde, que estallaría en 1895. Cuando la pieza se estrenó por fin en París, el 11 de febrero de 1896, en el Théâtre de l´Oeuvre, dirigida por el célebre Lugné-Poe y con una tal Lina Munte como protagonista, su autor languidecía en la cárcel de Reading. En Londres no se la pudo representar públicamente (sí en privado) hasta 1931.

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