10/6/12

Walter Santa Ana (1932-2012)

Por Pablo Lettieri


No recordaba el motivo por el cual ese joven, por entonces cadete de una agencia de publicidad, se detuvo aquel día en el edificio de Callao casi Las Heras, donde funcionaba el Conservatorio de Música y Artes Escénicas. O al menos eso trataba de hacer creer, porque Walter Santa Ana parecía divertirse no hablando en serio de sí mismo. Lo que sí, podía recitar sin esfuerzo, medio siglo después, los textos de Georg Kaiser y Ventura de la Vega con los que pasó el ingreso, frente al gran Cunill Cabanellas, nada menos. Pero costaba sacarle opiniones de su paso por el mítico Teatro de los Independientes de Onofre Lovero, donde debutó con La cifra impar de Pablo Palant. O cuando la mismísima Luisa Vehil lo eligió para integrar la Comedia Nacional, con la cual pisó por primera vez los escenarios del San Martín. Y hasta cuando se le preguntaba por sus grandes actuaciones como el Edipo de Sófocles, el Galileo de Brecht o el Avaro de Molière, Walter Santa Ana solía esquivar elogios asegurando que se sentía afortunado de que esos personajes hubieran llegado hasta él. “Más que nada, creo que existe el interés de un actor en mirar, en ver al otro. Verlo muy claramente en toda su dimensión de personaje”, dijo una vez sobre su oficio, “una especie de paliativo para el dolor de la existencia humana”. Conversar con Walter implicaba dejarse llevar por su discurrir, que podía variar entre su devoción por el jazz de Louis Armstrong y los tangos de Gardel, su admiración juvenil por Jean-Louis Barrault y Louis Jouvet (a los que conoció en el cine), su pasión por Borges o por un nuevo autor que acababa de descubrir y necesitaba compartir con otros. “No sé qué es lo que los demás piensan de uno”, decía Walter. Seguramente, sus personajes perdurarán en la memoria y en los manuales del teatro nacional. Pero Walter, ese personaje en sí mismo que fue Walter Santa Ana, su humor corrosivo, su hosquedad siempre tierna, su voz surgida de vaya a saber Dios dónde, su Almagro que se le hizo invisible pero nunca ajeno, ese Walter será siempre recordado en su Teatro San Martín. 

El actor Walter Santa Ana falleció el pasado 9 de junio.

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