15/6/95

El IRA

Por Pablo Lettieri

El éxito de taquilla del film En el nombre del Padre del director irlandés Jim Sheridan, en el que un hombre inocente es acusado de un atentado perpetrado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA), vuelve a poner en escena el accionar de un ejército nacionalista de liberación y la vida de una nación sometida desde siempre por el gobierno imperialista inglés. La que sigue es una aproximación a la historia del pueblo irlandés y de su ejército. Un pueblo que lucha desde hace más de 800 años por su libertad.-

Orígenes
La historia del pueblo irlandés se remonta a la época de las antiguas tribus gaélicas, devotas de Roma desde los tiempos de San Patricio. Para buscar los inicios del permanente conflicto irlandés hay que remontarse al siglo XII cuando, debido a una bula del Papa Adrián V que le concedía la soberanía sobre Irlanda, Enrique II decide invadir sus territorios. Estos primeros invasores actuaron de la misma manera que lo habían hecho sus antecesores: se fusionaron con los naturales dando origen a una nueva estirpe.
Cuatro siglos más tarde se pondría en marcha la segunda invasión inglesa que tendría características de verdadera colonización.
Las tierras de los naturales de Irlanda fueron entregadas a campesinos pobres de Inglaterra y Escocia y estos emigrantes económicos conformarían una sociedad paralela, con apoyo desde Londres, para mantener su dominio en el país.
Cuando en 1536 el rey inglés Enrique VIII separó la iglesia anglicana del catolicismo, trató de imponer en Irlanda la nueva religión. Durante más de un siglo se produjeron batallas de resistencia católica al invasor hasta que en 1641 se instaló un gobierno revolucionario irlandés contra el que Inglaterra apuntaría todos sus cañones enviando las tropas guiadas por Oliverio Cromwell.
En 1652 Cromwell obtiene la victoria y comienza un nuevo método de colonización. En lugar de transferir colonos ingleses y escoceses y asentarlos, se les proporcionaba las tierras de los irlandeses y éstos debían trabajar para nuevos patrones las mismas tierras que antes les pertenecían. Por otra parte, los conflictos religiosos se intensificaban. Ser católico en Irlanda implicaba una militancia clandestina que en muchas ocasiones terminaba con la muerte.
Contra todos estos atropellos el pueblo irlandés nunca dejó de luchar. Grandes alzamientos nacionalistas se produjeron en 1641, 1690, 1798, 1803, 1848 y 1867, aunque ninguno de ellos pudo terminar con el dominio de la Corona británica.

La política económica de los colonialistas
Además de perder su independencia y su religión, los irlandeses sufrieron también las consecuencias económicas del dominio inglés.
Ya en el siglo XIX, la legislación británica imponía a Irlanda vender toda la lana exclusivamente a Inglaterra y a la vez, los productos irlandeses relativamente manufacturados sufrían altos gravámenes. Así, Irlanda era víctima de la típica política colonialista de la época. «Antes que la colonización de la India le diese a Inglaterra campo ilimitado para su expansión industrial, la ocupación de la Irlanda católica por los barones protestantes fortificó el poder de la nobleza... sin Irlanda, Inglaterra no hubiese consolidado la Revolución Industrial», afirmó el respetado historiador franco-irlandés Jean-Pierre Carasso, describiendo así la importancia social y económica de Irlanda para Inglaterra.

La Pascua de sangre: nace el IRA
A pesar del poderío de Inglaterra, el pueblo irlandés nunca bajó los brazos. En 1913, el socialista James Connolly, fundador del Partido Laborista Irlandés, decide dar cuerpo a la primera milicia obrera de autodefensa, el Irish Citizen Army (Ejército Ciudadano Irlandés), uno de los embriones del Ejército Republicano Irlandés (IRA) que tanto dolores de cabeza provocaría al gobierno británico. Un año después se decide iniciar una nueva insurrección armada contra Inglaterra.
El 24 de abril, domingo de Pascua, un grupo de uniformados ocupa las oficinas de la Central de Correos de Dublín y el jefe del comando lee una proclama dando nacimiento a la República de Irlanda.
Mientras flameaba la bandera verde, blanca y naranja, Inglaterra preparaba la contrarrevolución, que sería verdaderamente sangrienta. Los republicanos defendieron casa por casa y muchos de ellos murieron por el fuego de las bombas inglesas. Luego de aplastada la resistencia, la represión ejercida sobre el pueblo irlandés -de la que fueron víctimas cientos de irlandeses que no habían participado en el levantamiento- fue tan feroz, que entre la población comenzó a gestarse un sentimiento de simpatía para con aquellos héroes. Se iniciaba así un movimiento del que participaría la mayor parte del pueblo irlandés oprimido. El IRA comenzaría una lucha que ya lleva casi 80 años.

La reacción protestante
La propaganda inglesa se ha empeñado, desde siempre, en mostrar al IRA como un simple grupo terrorista y ha ocultado ante la opinión pública mundial el apoyo del gobierno británico a grupos parapoliciales que ejercieron y ejercen la violencia más brutal sobre los católicos irlandeses.
En la década del '20, la represión sobre los ciudadanos católicos -tuviera o no vinculaciones con el IRA- tenía varios grupos de ejecutores.
Por un lado un cuerpo de milicia -reclutado en Londres entre el lumpen y el subproletariado urbano- cuyo nombre de guerra era Blacks and Tans (negros y marrones, por el color de sus uniformes). Esta fuerza actuó como un verdadero grupo parapolicial que asesinó, torturó y violó impunemente.
En el Ulster (la parte norte de la isla), los protestantes formaron la Special Ulster Constabulary -más conocida en la actualidad como la B Special- cuya misión era y es provocar el terror anticatólico. Esta fuerza contaba con apoyo económico de Londres y el propio ministro Winston Churchill envió en los primeros años cifras millonarias para el mantenimiento de sus hombres.
Paralelamente, se formó una organización política protestante denominada Orden de Orange (en fonor a Guillermo de Orange, duque de York, un anglicano que en el siglo XVII inició una guerra civil contra el rey Jacobo II, católico papista). Los orangistas se autodefinían como la «reserva espiritual» del Ulster: racista, anticatólica y paramilitar; una especie de Ku Klux Klan protestante que se proponía terminar con las protestas de los católicos y continuar con los privilegios para los «leales a la Corona». Muchos de los miembros de esta organización fascista fueron funcionarios del gobierno inglés en Irlanda.
Entre los hechos de violencia ejercidos contra el pueblo irlandés, el más recordado es el del 30 de enero de 1972, cuando soldados ingleses reprimieron violentamente una marcha pacífica de irlandeses organizada en la ciudad de Derry.
A poco de inciada, los soldados comenzaron a disparar sobre la multitud sin hacer caso de los gritos de las mujeres o los pañuelos blancos de rendición. En pocos minutos, 13 personas fueron asesinadas, casi un centenar resultó herido y decenas de viviendas fueron incendiadas.
En la actualidad, muchos de estos grupos siguen funcionando en Belfast, bajo la mirada cómplice de las fuerzas de seguridad. Tal el caso de la Unión de defensa del Ulster (UDA), organización clandestina que lucha contra los «fenians» (que es como llaman a los católicos del IRA), la ya mencionada B Special y la UFF (Combatientes por la libertad del Ulster), que a fines del año pasado asesinaron a siete personas durante los festejos de «Halloween».

Polaroids de Belfast
Alambradas de púas. Vehículos blindados. Cabinas de control. Altas rejas que todo lo dividen. Belfast no es una ciudad sino dos: la protestante, floreciente, con chalets bien pintados y amplios jardines y la otra, la católica, donde la gente vive en condiciones a veces miserable. Allí se ve la pobreza, la suciedad, el abandono y, sobre todo, el temor permanente.
El 40% de los jóvenes no tiene trabajo, uno de cada dos adolescentes abandonó la escuela primaria y tres de cada cuatro muestran dificultades para escribir.
Ninguno de los habitantes de ambos barrios han cruzado jamás palabra y sólo se manejan con gestos de amenaza o directamente por las balas.
En los últimos 25 años, más de 3.000 cuerpos de católicos y protestantes han sembrado las calles de la castigada Belfast.
Mientras que actualmente el gobierno británico de John Major busca dialogar con el Ejército Republicano Irlandés para lograr la paz en Irlanda del Norte, la población católica es diariamente agredida política, social, cultural y económicamente. Irlanda sufre, desde hace más de 800 años, un tratamiento de colonia cuya población es discriminada por el autoritarismo inglés.

1/6/95

motorcycle boy




Mickey Rourke en Rumble Fish (1983) de Francis Ford Coppola.

Los hombres huecos

T. S. Eliot

I
Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Inclinados unos con otros
La cabeza llena de paja. ¡Pobres!
Nuestras voces secas, cuando
Susurramos juntos
Son suaves y sin sentido
Como el viento sobre el pasto seco
O pies de ratas sobre vidrio roto
En nuestra bodega seca
Figura sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
Aquellos que han cruzado
con mirada decidida, al otro reino, al de la muerte
Recuérdennos, -si es que lo hacen- no como perdidas
Violentas almas, sino sólo
Como los hombres huecos
Los hombres rellenos.

II
Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino de los sueños de la muerte
Ellos no aparecen
Allí los ojos son
Luz solar sobre una columna rota
Allí, está un árbol balanceándose
Y las voces son
En el canto del viento
Más distantes y más solemnes
Que una estrella desvaneciéndose.
Déjame estar lejos
En el reino de los sueños de la muerte
Déjame también ponerme,
Tales disfraces deliberados
Saco de rata, piel de cuervo,
Cruces del campo santo
Que se comportan como el viento se comporta
No mas cerca -
Ni siquiera en ese encuentro final
En el reino de las penumbras

III
Esta es la tierra muerta
Esta es tierra de cactus
Aquí las imágenes de piedra
Se levantan, aquí reciben
la súplica de la mano de un hombre muerto
Bajo el parpadeo de una estrella que se desvanece.
Es así
En el otro reino de la muerte
Despertando sólo
A la hora en que estamos
Temblando con ternura
Labios que podrían besar
Componen rezos para piedras rotas.

IV
Los ojos no están aquí
Aquí no hay ojos
En este valle de estrellas que agonizan
En este valle hundido
Esta mandíbula rota de nuestros reinos perdidos
En estos últimos lugares de reunión
Vamos a tientas, juntos
Evitando hablar
Reunidos a la orilla del río caudaloso
Ciegos, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
Rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La única esperanza
De los hombres vacíos.

V
Aquí vamos alrededor del espinoso peral
Espinoso peral espinoso peral
Aquí vamos alrededor del espinoso peral
A las cinco en punto de la mañana .
Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
La sombra cae
Porque tuyo es el reino
Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
La sombra cae
La vida es muy larga
Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
La sombra cae
Pues ligero es el reino
Pues ligero es
La vida es
Pues ligera es la
Así es como el mundo acaba
Así es como el mundo acaba
Así es como el mundo acaba
No con una explosión sino con un gemido.

28/5/95

¡Qué metafísico estáis, Sancho! ¿Acaso no habéis comido?

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