25/2/12

Voluntad y plata

Por María Esperanza Casullo
Publicado en LA BARBARIE

Los problemas estructurales, como los del transporte de la zona metropolitana, se resuelven con voluntad política y plata.
Si aparecen las dos cosas, entonces súbitamente las cosas que parecían de imposible resolución, se resuelven.
Hasta ahora, el gobierno nacional no ha dedicado las cantidades necesarias de estas dos cosas a este problema en particular.
Voluntad política y plata. No es un misterio.



Hay un loco suelto allá afuera


Por Kurt Vonnegut

A Jack el Destripador solían halagarlo por su forma de disecar a las mujeres que asesinaba. ‘Unas cuantas habilidades anatómicas parecen haber sido utilizadas en el modo de mutilar la parte inferior del cuerpo’, decía el Times de Londres en su edición del 1 de octubre de 1888.

Ahora Cape Cod tiene su propio mutilador. Los pedazos de cuatro mujeres jóvenes fueron hallados en febrero y marzo de este año - en tumbas poco profundas en la zona de Truro. Quienquiera que lo haya hecho no era ningún maestro del cuchillo. Despedazó a las mujeres con algo que la policía estima pudo ser un hacha o un machete de lo más ordinario.

La tarea no debe haberle llevado demasiado tiempo.

Al menos a dos de las mujeres, una maestra de escuela y una estudiante universitaria de Providence, Rhode Island, ya les habían disparado con un calibre .22. Como las víctimas fueron desmenuzadas en tantas y tan caóticas piezas, sólo el asesino podría hacer una conjetura con un mínimo de fundamento acerca de las verdaderas causas de muerte.

Se encontraron unos metros de soga manchada al pie de un árbol no lejos de las tumbas. También había soga alrededor de la cabeza de una de las víctimas, y así. Los detalles son horribles y lamentables y nauseabundos.

La policía está segura de que tiene al asesino. Ahora está encerrado en la Comisaría del Condado de Barnstable - en lo alto de una colina, a tres cuadras de donde yo escribo. Es un carpintero de Provincetown, divorciado, un metro ochenta de amabilidad y silencio - un hombre de veinticuatro años cuya ex mujer, Avis, está preparada para testificar en favor de su inocencia. Se casó con ella después de haberla dejado embarazada - cuando ella tenía sólo catorce años.

Su nombre es Antone C. Costa. Es padre de tres hijos. ‘Siempre quiso una nena’, dice su esposa. ‘Se desilusionó cuando el primero nació varón, y cuando el segundo también fue varón se deprimió de verdad. Pero cuando nació Nichole saltaba en una pata. Adora a Nichole.’

Mi hija Edith de diecinueve años conoció a Tony Costa durante un verano alocado que pasó en Provincetown, y lo conoció lo suficiente como para recibir y rechazar una invitación evidentemente propuesta a muchas chicas: ‘Vení a ver mi plantación de marihuana’.

En rigor de verdad, afirma Tony, la plantación de marihuana para que conocieran las chicas existía, si bien era muy modesta - dos plantas, las dos hembras, no lejos de las tumbas.

En la pared de una lavandería automática en Truro encontré hace poco un graffiti: ‘Tony Costa sólo entierra chicas’.

Chiste morboso que circula por Cape Cod: ‘Tony Costa, con su bigote y sus largas patillas y anteojos de abuela y suéter de cuello alto, entra en una agencia de Cadillac en Hynnanis y pregunta el precio de un modelo El Dorado. ‘Va a costarte un ojo de la cara’, dice el vendedor. Y Tony contesta: ‘Trato hecho’.

El chiste me lo contó un arquitecto. Después soltó una carcajada nerviosa. Y yo sentí que el enorme vacío sonriente en su cara de terror era la reacción típica de la mayor parte de los hombres de clase media en Cape Cod. El enorme vacío es un fracaso para imaginar por qué alguien podría querer descuartizar a cuatro chicas indefensas.

Edmund Dinis, el fiscal que representará a la Comunidad en el caso Costa, también está aquejado por el vacío. ‘En esta instancia’, nos dijo, ‘no trataremos de establecer un móvil. ¿Quién sabe por qué alguien haría una cosa así?’

Al señor Dinis le interesó escuchar que mi hija conocía al acusado. ‘¿Y ella qué dice?’, preguntó. Dinis es un hombre alto, solemne y honesto que nunca estuvo casado. Es tres años más joven que yo, lo que significa que tiene cuarenta y cuatro. Parecía completamente abierto a cualquier clase de información proveniente de gente joven que le permitiese entender este crimen de gente joven.

‘Si Tony es realmente un asesino’, dije, ‘va a ser una gran sorpresa para Edith. Ella nunca lo sospechó. Pero bueno, ella es muy joven. Hasta ahora no sospechó tanta maldad en nadie. Siempre se sintió segura.’

‘¿Qué dijo - exactamente?’, insistió Denis. ‘¿Cuáles fueron sus palabras?’

‘Dijo, y esto fue en el teléfono desde Iowa, donde ella estudia: “Si Tony es un asesino, entonces cualquiera puede ser un asesino.” Para ella este asunto fue toda una noticia.’

El señor Dinis se reclinó en su asiento, desilusionado. Lo que él había esperado escuchar, supongo, era algo iluminador acerca de la cultura de los hippies, tan numerosos en Provincetown - tal vez algo sobre las drogas.

Yo mismo hablé con algunos jóvenes sobre el panorama de las drogas en Provincetown, y les pregunté lo siguiente: ‘Si la persona que cometió los crímenes de Truro estaba drogado mientras llevaba adelante su tarea, ¿qué droga creen que ingirió?’ Les recordé lo cruda que había sido la carnicería y lo poco profundas que eran las tumbas, pese a lo fácil que habría sido cavar más profundo en el suelo del bosque, que era de arena.

La respuesta, invariable: ‘Anfetaminas’.

Los crímenes de Truro podrían no ser crímenes de anfetaminas, y Tony Costa podría después de todo no ser el responsable - pero con las anfetaminas Tony tuvo al menos un viaje realmente atroz. Fue en San Francisco. Pensó que se iba a ahogar y se desmayó. Entonces lo internaron en la sala de emergencias de un hospital.

Descubrí esto gracias a Lester Allen, uno de los dos habitantes de Cape Cod que estaban escribiendo libros acerca de los asesinatos. Allen es un periodista retirado que durante su vida presenció siete ejecuciones - tres de ellas en una misma noche. Lo enfermaron. Los abogados defensores, dos hombres del pueblo, lo contrataron para averiguar todo lo que podría ser de alguna ayuda a la causa de Tony. Allen mantuvo con Tony, con sus amigos y con sus familiares una serie de conversaciones que pueden considerarse abultadas. Tiene hasta ahora 1100 páginas de diálogos transcriptos.

En ningún lugar de todas esas páginas, me dijo, está la más mínima pista del cómo o del porqué de los asesinatos. Nadie se imagina.

Una vez arrestado, a Tony lo enviaron al hospital de Bridgewater para estudiarlo de cerca. Se mantuvo cordial pero no muy comunicativo. En un momento, sin embargo, pidió ver al fiscal del distrito. Su intención era preguntarle al señor Denis qué acciones estaba tomando con respecto a los crímenes de Cape Cod. Dijo esto: ‘Hay un loco suelto allá afuera’.

‘Todos los estrechamente relacionados con el caso tuvieron alguna experiencia con drogas,’ me dijo Lester Allen, ‘con la excepción, por supuesto, de los abogados y la policía.’ Considera la cultura de los jóvenes de Provincetown tan distinta a la suya propia que a veces suena como un antropólogo lejos de casa - entre los Kwakiutls, digamos, o los Yukaghir.

Entre los jóvenes, Hermann Hesse es considerado un gran escritor. La autoridad, en cualquiera de sus formas, está desprestigiada por las crueles estupideces en casos de confiscación de marihuana y por el escándalo de la pobreza y por Vietnam. Es fácil conseguir cannabis y anfetaminas y LSD cerca de sus hogares - o lo era, al menos, hasta que a Tony lo arrestaron por asesinato. Los participantes de esta cultura comúnmente se refieren a sí mismos como ‘freaks’.

La siguiente es una pregunta que un freak de Provincetown le hizo a un civil estándar, un tímido intento por descubrir qué tan enojada podría estar la comunidad estándar por el asunto de las mujeres descuartizadas: ‘¿Esto va a ser muy malo para los freaks?’

Los freaks cuestan dinero a los dueños de los negocios en las calles angostas de Provincetown. Miles de turistas vienen durante el verano a mirarlos como embobados - y a mirar como embobados a todos los homosexuales felices que caminan sin vergüenza, y a los pintores y también a los pescadores portugueses. Dudo mucho de que los turistas que se cruzaron a Tony el verano pasado hayan encontrado en él alguna clase de espectáculo. Él andaba prolijo y limpio - más limpio que casi cualquiera, de hecho, dado que entre sus costumbres estaba ducharse tres veces al día.

Tony Costa tiene una úlcera, dice Lester Allen.

Cuando al fin se encontraron los cuerpos el invierno pasado, los turistas llegaron fuera de temporada. Muchos trajeron a sus hijitos y palas y viandas para el picnic. Querían ayudar a cavar. Se desconcertaron cuando los guardaparques y la policía y los bomberos los consideraron desagradables.

Titular del Standard Times de Cape Cod, 9 de marzo de 1969: IMÁN MORBOSO ATRAE MULTITUDES A LAS TUMBAS DE TRURO.

Lester Allen me asegura que un emprendedor hombre de negocios empezó a vender paquetes de arena proveniente de la zona de las tumbas a cincuenta centavos la libra.

¿Quieren un poco?

Acá están las lamentables víctimas, ordenadas por fecha de muerte:

Sydney Monzon, dieciocho, residente de Eastham, desapareció alrededor del 25 de mayo de 1968. Trabajaba para una sucursal de Provincetown de A&P. Un día dejó su bicicleta apoyada contra el frente del local y nunca más la vieron. Su hermana pensó que se había ido a Europa con una amiga. Bon voyage.

Susan Perry, diecisiete, de Provincetown, desapareció el 8 de septiembre - después del Día del Trabajo. Sus padres estaban divorciados. Su padre era pescador. Nunca la declararon perdida: asumieron que se había mudado a otro pueblo. Bon voyage de nuevo. El suyo fue el primer cuerpo que se encontró. Lo identificaron gracias a un anillo - la alianza de su madre.

Patricia Walsh y Mary Ann Wysocki, ambas de veintitrés, ambas de Providence, llegaron a Provincetown el viernes 24 de enero de este año [1969]- en el escarabajo Volkswagen celeste de la señorita Walsh. Habían organizado una salida fuera de temporada. Si conocían a Tony, no dieron señales de ello cuando la encargada los presentó después de que se registraran en la pensión por cinco dólares la noche. Los precios son bajos fuera de temporada.

Tony, divorciado desde hacía unos seis meses, también se alojaba en ese lugar. Las ayudó con su equipaje.

¿Quién dijo que la caballerosidad es cosa del pasado?

Y entonces la señorita Walsh y la señorita Wysocki se evaporaron. Alguien vio su auto vacío cerca de la plantación de marihuana, y entonces el auto desapareció también. Después se encontraron los cuerpos - no dos, sino cuatro.

El auto extraviado apareció en un depósito en Burlington, Vermont. Lo había ingresado un tal Tony Costa, así que lo agarraron por asesinato.

Evely Lawson, amiga mía de Hyannis, columnista para el diario semanal Register, también está escribiendo un libro acerca de los crímenes. Con la ayuda de Norman Mailer consiguió un contrato con World Publishing. New American Library hizo mucho dinero con El estrangulador de Boston. También Tony Curtis hizo mucho dinero de ahí.

El Estrangulador fue otro estadounidense especialista en asesinar mujeres, que no son como los hombres. Las mujeres son tan fáciles de asesinar - tan débiles y simpáticas, tan ansiosas por conocer gente, lugares nuevos. Y qué símbolos que son.

Evelyn Lawson es aficionada a la brujería. También es experta en Provincetown, un oficio extravagante. La aldea en la yema del dedo de Cape Cod parece un puerto apasionante y exótico para la mayoría de la gente que vive en la parte del brazo. Como casi todo el mundo sabe, Cape Cod tiene la forma de un brazo humano. Chatnam está en el codo, Falmouth y Cataumet y Buzzards Bay están en el sobaco. Yo vivo en lo alto del bíceps. A las mujeres asesinadas las encontraron en la muñeca.

El cien por ciento de los Padres Peregrinos Americanos anclaron por un tiempo en las afueras de Provincetown, lavaron sus ropas y después se apuraron por llegar a Plymouth. Ahora hay portugueses donde ellos lavaron sus ropas, y neoyorquinos, y sabe Dios qué más. ‘Muchos de los primeros moradores fueron piratas y mooncussers’ dice Evelyn. ‘Muchos eran brujas prófugas que escapaban de Salem.’

Esto es lo que ella escribió en su columna después de la conferencia de prensa sensacionalista que dio el fiscal del distrito refiriéndose a los cuerpos:

“Mientras Dinis hablaba yo sentía que la piel me picaba de horror y de disgusto. El lugar donde se encontraron los cuerpos estaba cerca de un viejo cementerio, no lejos de un sucio cruce de caminos, el típico lugar tradicional para las ceremonias de Sabbath que hacían las brujas. Dinis indicó que había evidencia de canibalismo.”

Más adelante, Evelyn describió a Tony Costa mientras lo llevaban a la cárcel, ante la mirada de sus amigos.

“Uno de los pelilargos del grupo se arrodilló frente al prisionero y besó sus manos esposadas, gritando a viva voz: ‘Tony, ¡te amamos!‘”

El beso de las manos esposadas, a propósito, no sucedió realmente. Evelyn no lo vio, sólo escuchó acerca de él, como yo, en boca de todo el mundo. Es algo tan típico de un freak, incluso si no lo hizo.

Y el fiscal del distrito podría haber exagerado los hechos, él también, cuando mencionó a los caníbales. También avisó que faltaban algunos de los corazones. Al día siguiente, el médico forense, que algo sabe, dijo que los corazones estaban dentro de los pechos.
Las así llamadas ‘noticias’ llegaron a ser tan chillonas y truculentas que los abogados de Costa se presentaron en la corte a quejarse de la publicidad ‘…llena de imágenes de perversiones sexuales, mutilaciones, planes diabólicos e insinuaciones de ocultismo.’ Le exigieron a un juez que detuviera las lenguas de las autoridades fiscales. El juez accedió.

Así que ahora el asunto está más bien apaciguado - salvo por algunas grietas diminutas.

En los bares uno a veces puede encontrar gente con ganas de cantar lo que sabe a cambio de dinero. El cuñado de alguno conoce un guardia en la cárcel que ve a Costa casi todos los días - y así. Si quisiera ver las fotografías oficiales a todo color de lo que quedó de las cuatro mujeres, probablemente podría conseguirlas a través de alguien - si estuviera dispuesto a pagar.

Hasta podría comprar unos centímetros de la soga que usó Tony para atar a las chicas. Los negocios son los negocios, después de todo, y siempre lo fueron. Se puede hacer dinero incluso a partir de los flequillos de asesinos famosos. Por ejemplo: a mí me están pagando por esto.

El asesinato no es ninguna novedad en Cape Cod - y tampoco los numerosos asesinatos que apestan a drogas. Allá, en el verano de limonadas del bueno y viejo 1901, una enfermera llamada Jane Toppan asesinó a Alden P. Davis, a su mujer y a sus dos hijas con morfina y atropina. Esto fue en el adorable Cataumet, unas diez millas desde acá, donde los molinos de viento todavía muelen granos.

Leonard Wood, comandante de la división de héroes de capa y espada de Rough Riders en la Guerra Hispano-Estadounidense, vacacionaba en Cataumet justo en ese momento. En la presidencia estaba McKinley, a quien le faltaba poco para recibir su disparo mortal. Se podría alegar que Jane Toppan estaba, a su manera, respondiendo a la codicia empresarial y al militarismo y a la crueldad asesina y a la corrupción de su época. En ese caso, respondió de un modo ciertamente grandioso. No sólo confesó por los asesinatos de los Davis, sino por otros veintisiete.

Murió en un hospicio en 1938. Ése es seguramente el lugar adonde los asesinos múltiples pertenecen - al hospicio.

Jane Toppan era una huérfana que nunca pudo descubrir quiénes eran sus padres. Tony Costa, en cambio, sabe todo acerca de sus padres, y sobre decenas de otros parientes queridos. Su padre fue un héroe cerca de Nueva Guinea en la Segunda Guerra Mundial. Salvó de ahogarse a otro marinero. Después se golpeó la cabeza contra una saliente de coral y murió. Tony tiene un recorte de diario acerca de esto, y solía ir por ahí mostrándolo con orgullo.

La vida de su padre estaba asegurada por $10.000. Parte de ese tesoro fue confiado a Tony por su madre, que volvió a casarse después de un tiempo. Todavía vive en Provincetown. Cuando tenía sólo trece años, Tony llevaba libros y manejaba la correspondencia de negocios y preparaba la declaración de impuestos de su padre adoptivo, un masón.

¿Qué tan normal podés llegar a ser?

Tony tiene un coeficiente intelectual de 121.

Tony y su ex esposa solían ser católicos. Ya no lo son. Avis dijo el otro día: ‘Creemos en la reencarnación, la psicodelia y Dios en la naturaleza.’

Se divorció de él un año atrás, en junio, inculpándolo de ‘…trato cruel y abusivo’. Ésta acusación es de lo más frecuente, incluso entre espíritus tímidos, en las causas de divorcio de la Comunidad.

Los periodistas que indagan a los freaks de Provincetown acerca de Tony a menudo perciben que hablan de él en tiempo pasado - como si él se hubiera ido hace mucho y nunca más fuera a volver. Los ofende la publicidad sangrienta.

Sólo piden una cosa para Tony: un juicio justo.

¿Es posible que a Tony hayan querido incriminarlo? A principios de 1968 hizo una de las cosas más suicidas que un joven aficionado a las drogas puede hacer: le dijo a la policía que tal y tal estaba vendiendo drogas. Tal y tal fue arrestado. Hubo en esto cierta justicia propia de una tribu: tal y tal no era del pueblo.

Pero, ¿quién sería capaz de descuartizar y enterrar cuatro buenas chicas para incriminar a un pequeño canario?

‘Tony fue un chico malcriado’, se escucha por ahí. ‘Nunca lo castigaban por nada.’

En el placard de la pensión donde ayudó a Patricia Walsh y a Mary Ann Wysocki con sus equipajes, la policía encontró un rollo de soga manchada.

Las jóvenes mujeres de los Estados Unidos van a continuar lanzándose a buscar amor y emociones fuertes en lugares tan peligrosos como el infierno. Yo las saludo por su optimismo y por su valor.

Ahora recuerdo el verano de mi propia hija en Provincetown, donde ella supuestamente había ido a estudiar pintura al óleo. Terminado el verano, nos contó a su madre y a mí acerca de un chico joven que cada tanto le hacía saber de los deseos que tenía de asesinarla - y que lo haría. Era una broma, ella supuso - como invitar a alguien a una plantación de marihuana.

Cuando Tony fue arrestado, la llamé por teléfono a Iowa y le dije ‘Edith, ese chico que se la pasaba diciendo que te iba a asesinar, ¿se llamaba Tony Costa?’

‘No, no,’ dijo. ‘Tony jamás diría algo como eso. No era Tony.’

Y entonces le conté lo de Tony Costa y su arresto.

Wampeters, Foma & Granfalloons, Grafton, 1976.

14/2/12

La minería, la invención democrática y el desarrollo sustentable


Por Ricardo Forster
Publicado en PAGINA 12

1 Pensar la democracia es intentar desnaturalizarla, es decir, abordarla no como algo dado de una vez y para siempre sino como una continua invención capaz de redefinir sus condiciones históricas y el horizonte de sus posibilidades. Pero también es penetrar en sus contradicciones, conflictos y tensiones no resueltas, esas mismas que hoy se despliegan en el interior de ese otro magma de la vida contemporánea que es el mercado, la economía global y su forma actual, que es el capitalismo financiero. La democracia, que recorrió un largo camino desde su alborada griega, hoy se encuentra ante los límites del liberalismo, ideología que, una vez desplazados los modos totalitarios encarnados por el nazismo y el estalinismo, se enfrenta ante una profunda crisis que arrastra consigo su gran invención: el individuo imaginado como sujeto de su propia libertad mientras queda atrapado en la alienación mercadolátrica. En todo caso, la bancarrota económica de países como Grecia y España pone en evidencia no apenas los problemas del paradigma de acumulación y valorización financiera del neoliberalismo, sino que desnuda las carencias del individuo en el interior de una sociedad dominada por el consumismo y el egoísmo; carencias que lo dejan inerme ante la tempestad desatada por las fuerzas indescifrables, para ese individuo autofestejado y socialmente fragmentado, del mercado global que terminan por poner en evidencia la fragilidad de su supuesta libertad allí donde queda desnutrido de palabras e ideas para revertir la catástrofe social a la que ha sido arrastrado por el “anarcocapitalismo financiero”. Una sociedad construida bajo las premisas de la objetualización y la rentabilización de todas las esferas de la vida, que no ha podido parir otra realidad que la de la sumisión del individuo a las fuerzas inescrutables de la economía-mundo, tiene como consecuencia necesaria la profunda despolitización de esa misma sociedad que equivale, esto también hay que señalarlo, al vaciamiento de la democracia que hace pareja, desde sus orígenes, con la política entendida como la lengua que se hace cargo de lo no resuelto y del conflicto en el interior de las relaciones sociales.
Por eso entre nosotros, y pienso en Argentina y en otros países sudamericanos, la salida, todavía incipiente y contradictoria, de la brutal dominación del capitalismo neoliberal se dio bajo la forma de la repolitización de nuestras sociedades. En una época en la que nada parecía torcer el rumbo triunfante del economicismo hegemónico de matriz especulativo-financiera reapareció, bajo las condiciones del retorno de lo social popular, la conjunción entre democracia y política; una conjunción que no anula ni oculta los conflictos en el interior de las sociedades, sino que los procesa políticamente bajo el paradigma de otra concepción de los sujetos sociales, de la esfera pública, del rol del Estado y de los derechos de cada uno de los que integra la vida en común. La democracia, siguiendo esta perspectiva, condensa pluralidad y diversidad de intereses, visiones, concepciones, experiencias, tradiciones y prácticas que en su entrelazamiento no dejan de evidenciar sus problemas no resueltos y sus contradicciones.
Uno de los puntos nodales, al menos para países como los nuestros que se enfrentan a la imperiosa necesidad de reducir los índices de desigualdad y pobreza, es encontrar el difícil equilibrio entre políticas de desarrollo y crecimiento económico (que incluye industrialización, tecnologías innovadoras y nuevas formas de extracción de las riquezas naturales) y esa doble dimensión que articula la sustentabilidad medioambiental con los derechos históricos de los pueblos a continuar con sus estilos de vida, formas productivas e identidades culturales que en más de una ocasión chocan con la lógica del desarrollo. Democracia, entre otras cosas, es ese movimiento complejo y abigarrado que tensiona todas estas dimensiones pero bajo la matriz innegociable de la soberanía popular a la hora de determinar qué políticas, para qué y para quiénes.

2 Los tiempos de la política se cruzan, lo sabemos y no podría ser de otro modo en una sociedad absolutamente atravesada y saturada por los lenguajes comunicacionales, con los del periodismo. A veces porque lo ocurrido tiene, de por sí, una dimensión que no puede ser ignorada por los medios de comunicación; otras porque son esos mismos medios los que se apropian de un acontecimiento y lo convierten en el centro de su cotidiano machacar hasta hacer de algo menor el centro exclusivo y excluyente de la realidad.
Hay, sin embargo, otra ocasión, tal vez la más significativa, en la que se potencia el suceso por sí mismo impulsando tanto a la política como a la construcción mediática. Y esos suelen ser momentos en los que ni la intencionalidad política de los gobiernos o de las oposiciones ni la construcción virtual de los medios define las condiciones de emergencia y de continuidad de un acontecimiento. Suelen ser coyunturas que se enraizan en antiguos reclamos y que movilizan a amplios sectores populares que salen en defensa de derechos, historias, tradiciones, identidades, conquistas, sueños y hasta futuro enfrentándose, incluso, a las promesas de progreso y bienestar de quienes son los portadores de las fuerzas del cambio. En un extraordinario, bello y erudito libro sobre Emiliano Zapata y la revolución mexicana, el historiador John Womack le explica al lector que “éste es un libro acerca de unos campesinos que no querían cambiar y que, por eso mismo, hicieron una revolución. Nunca imaginaron un destino tan singular. Lloviera o tronase, llegaran agitadores de fuera o noticias de tierras prometidas fuera de su lugar, lo único que querían era permanecer en sus pueblos y aldeas, puesto que en ellos habían crecido y en ellos, sus antepasados, por centenares de años, vivieron y murieron...”
Difícil encontrar un comienzo tan potente y enigmático como el que eligió John Womack para tratar de explicar por qué los campesinos del Estado de Morelos se levantaron contra los proyectos de transformación productiva y tecnológica que, desde finales de siglo XIX, comenzaron a desarrollar, sin escatimar ningún tipo de “instrumentos” jurídicos, políticos, económicos, técnicos y de los “otros”, los nuevos empresarios del azúcar. Sospecharon de la palabra “progreso” cuando se dieron cuenta de que ellos tendrían que pagar todo el precio de una promesa de futuro que, en el presente, significaba expulsión y violencia de quienes, por generaciones, habían vivido y trabajado la tierra de modo comunitario y que ahora eran brutalmente desalojados por los nuevos ingenios azucareros que representaban, para la gran prensa de aquellos días, para el poder político y para el paradigma cultural-civilizatorio dominante, la quintaesencia del progreso y de la innovación tecnológica. Aquel tremendo acontecimiento de la historia latinoamericana que produjo uno de los líderes populares más significativos y míticos de nuestro continente, como lo fue Emiliano Zapata, puso en evidencia, una vez más, el conflicto entre los adalides del progreso y el desarrollo, por lo general provenientes de las ciudades y dueños del capital llamado a cambiar las formas económicas ancestrales y apoyados por los gobiernos de turno, y los campesinos que se levantaban contra las fuerzas de una novedad que la veían, quizás sin equivocarse, como las sepultureras de sus tradiciones y modos de vida. Lo que tal vez no pudieron ver ni Zapata ni el otro gran líder campesino, Pancho Villa, era que los vientos de la época soplaban a favor de la magia irradiada por la palabra “progreso” y que su lucha, allí donde no lograba comprender las complejidades de los nuevos tiempos, estaba destinada a la derrota si no lograba, como efectivamente terminó por suceder, encontrar los lenguajes, las fuerzas y las ideas que impidiesen la consumación de la hegeliana “astucia de la razón en la historia”, brutal eufemismo para ocultar la estela de violencia y barbarie que conllevó y sigue conllevando la lógica del “progreso”.

3 No se trata, estimado lector, de homologar las rebeliones zapatistas de principios de siglo XX con las protestas de las distintas poblaciones de La Rioja y Catamarca que, en las últimas semanas, vienen sacudiendo el escenario político y mediático argentino planteando, de una manera poderosa y provocativa, la compleja cuestión de la minería. Se trata, antes bien, de señalar las raíces profundas que se manifiestan en los reclamos de muchos de los habitantes de Famatina y de Tinogasta, de Belén y de Andalgalá (los nombres más significativos que incluyen a otros pueblos y pequeñas ciudades cordilleranas), que se enfrentan, como en otros tramos de la historia caliente de nuestro país y del continente, a la sed de transformación e innovación que trae aparejadas el desarrollo económico y sus formas, que parecen irrefrenables, de expansión tecnológica y, en muchas ocasiones, ciegas ante los deseos y los derechos de los pobladores.
Pero a diferencia de aquellos campesinos que se rebelaron en el México de Porfirio Díaz y que en su rebelión contribuyeron a desatar una revolución que cambió la historia de ese país, y lo hicieron porque no tenían quien los pudiera escuchar, en la Argentina de 2012 hay una democracia que supo reencontrarse con la memoria de los derechos y que, desde que Néstor Kirchner llegó al gobierno, rechazó la represión como medio de dirimir las protestas sociales. Una democracia, bajo el giro histórico que le imprimió el kirchnerismo, que recuperó la memoria de la igualdad y de la participación y que volvió a hacer visibles a los invisibles. Y es desde esta reinvención democrática de una Argentina que va logrando dejar atrás el modelo neoliberal que se vuelve indispensable no sólo impedir que policías provinciales acostumbradas a actuar como capangas y como fuerza de choque de los poderosos repriman la genuina protesta de quienes tienen derecho a oponerse a la minería a cielo abierto –y esto más allá del indispensable debate en torno a su sustentabilidad o no–, sino que también es tarea del gobierno (el nacional si los provinciales no se muestran interesados o simplemente juegan solo del lado de los intereses corporativos) convocar al diálogo y abrir, como lo señaló hace pocos días Cristina Kirchner, un profundo e indispensable debate sobre la minería capaz de incorporar cuestiones tan relevantes como la sustentabilidad medioambiental, la protección de las economías tradicionales y los caminos que hagan posible un desarrollo sin el cual resulta imposible construir una sociedad más equitativa que logre distribuir riqueza genuina y no pobreza. Dicho de otra manera: cómo encontrar el equilibrio entre políticas de transformación económico-productivas que requieren de nuevas tecnologías y de emprendimientos extractivos, y sin las cuales es muy difícil imaginar la creación de riquezas socialmente distribuibles, y la protección del medio ambiente y de las identidades de los habitantes históricos de esas localidades que se han convertido en el centro de una nueva “fiebre del oro”. Bajo otras condiciones, algo de lo mismo viene sucediendo con la expansión de la frontera sojera y la expulsión de cientos de pequeños campesinos. La pregunta inquietante, la que no se puede eludir, es de qué modo garantizar los recursos para hacer mejor la vida, la educación y la salud de una sociedad que no puede desentenderse de la riqueza de su suelo y de su subsuelo. Ninguna corriente ecologista o medioambientalista puede resolver la ecuación, extremadamente compleja, entre creación de riquezas, disminución de la pobreza y distribución igualitaria si es que no se hace cargo de darle alternativas a sociedades que necesitan salir del atraso y de la dependencia; alternativas que no respondan a visiones regresivas y neoconservadoras, sino que puedan dar un profundo debate, de matriz humanista, sobre los vínculos entre producción, tecnologías, medio ambiente, inversión necesaria y sustentabilidad. Lo demás es falso virtuosismo incapaz de pensar la cuestión social o simple cinismo.
Así como resulta absurdo, económica y políticamente, desconocer la historia y la proyección futura de la minería en un país que es atravesado de norte a sur por miles de kilómetros de cordillera, también resulta indispensable reconocer el derecho de los habitantes de esas geografías a ser partes activas a la hora de planificar y resolver estrategias de desarrollo que involucran directamente sus vidas y la de sus hijos. No hay soberanía territorial que no venga acompañada por la soberanía del pueblo, pero no entendida como unanimidad abstracta, sino como conjunción de diversidades. “Pruebas de fuego –escribe María Pía López– para los gobiernos populares, que deben refundar su legitimidad permanentemente en el ejercicio de una vasta conversación que se hace de conflictos, tensiones, discusiones y acuerdos. Nunca –salvo propicios y escasos momentos– de consensos unánimes. Por eso, las destrezas no deberían dedicarse tanto a la búsqueda de estas efímeras unanimidades –que conocimos en días de fiesta o de combate contra un enemigo exterior–, sino a la composición democrática de lo heterogéneo.”
Ese es el abc de la democracia, el núcleo fundador de cualquier proyecto de nación que tenga como brújula orientadora la idea emancipatoria que reúne en un mismo movimiento la indispensable generación de riquezas –industriales y primarias–, la distribución equitativa, la preservación y expansión de los derechos y la protección del medio ambiente. Nadie dice que sea sencillo encontrar la ecuación adecuada. Esa es la tarea de la genuina invención democrática, la que aspira a construir una sociedad más justa.

5/2/12

Representación sindical y representación política

Por Edgardo Mocca
Publicado en PAGINA 12

La línea argumental en la que se apoya Hugo Moyano para fundar el cambio de sus relaciones con el Gobierno tiene un interés específico, más allá de los episodios conflictivos que, con desdichada frecuencia, va poniendo en escena la dirección cegetista.

El primer axioma de la retórica de la actual conducción sindical es la reivindicación de la condición peronista, a la que sitúan por encima de las circunstanciales relaciones con la estructura política del justicialismo y con el Gobierno. Es un clásico de la historia del peronismo: aquellos a quienes la lucha política deja fuera del centro decisorio del movimiento pasan a reivindicar lo que Carlos Altamirano denominó el “peronismo verdadero”. Es decir, una esencialidad constitutiva del peronismo que, por definición, no coincide con el “peronismo fáctico”, es decir la práctica que se desarrolla en nombre del movimiento, especialmente cuando éste ejerce el poder. Durante gran parte de las seis décadas y media transcurridas desde el histórico 17 de octubre de 1945, la impugnación por un supuesto abandono de los principios fundantes provino de los sectores más radicalizados y se dirigió a las burocracias sindicales y a los sectores conservadores orientados al pacto y la conciliación con los enemigos. Genéricamente, el peronismo verdadero fue esgrimido por las alas nacional-populares y de izquierda de la fuerza creada por Perón.

En este punto, el caso de la disidencia encabezada por Moyano es diferente. La especificidad de su discurso crítico consiste en que no se estructura con relación al eje derecha-izquierda (o combativismo-conciliación u otros del mismo porte) sino en torno de un sujeto social concreto, los trabajadores. Las diferencias entre ambos modos de enunciación quedan ilustradas en las últimas intervenciones del líder cegetista, cuando expresa su solidaridad con Venegas y con Zanola, a propósito del tema de los denunciados ilícitos de algunas obras sociales en la comercialización de medicamentos. Difícilmente un cuestionamiento de orden ideológico al Gobierno podría validarse acudiendo a esas compañías.

De manera que el punto en el que se para el grupo cegetista es el de los intereses de los trabajadores. Sitio crítico si lo hay en un movimiento que tiene a la conciliación de las clases como un horizonte doctrinario principal. Claro que la historia del peronismo realmente existente puso en jaque más de una vez este presupuesto ideológico. La aguda y documentada investigación de Daniel James (Resistencia e Integración, el peronismo y la clase trabajadora argentina) muestra, acudiendo a categorías elaboradas por Raymond Williams, el complejo entremezclamiento entre la “ideología formal” y la “conciencia práctica” en la masa peronista durante los años inmediatamente posteriores al derrocamiento de 1955: mientras la primera subrayaba la justicia social en el contexto de la armonía entre las clases, la segunda incorporaba elementos centrales de la visión clasista de la historia que daban forma a documentos como el de las 62 Organizaciones en la reunión de La Falda en 1957. Es decir que el grupo que hoy conduce la CGT no habla un lenguaje extraño a la tradición peronista sino que apela a uno de sus aspectos, acaso uno de los más importantes.

Cuando poco antes de la muerte de Néstor Kirchner, Moyano proclamó, en un acto masivo en el estadio de River, su deseo de que alguna vez “un trabajador” fuera presidente de la República generó una escena que hoy adquiere una significación muy especial. Cristina Kirchner le respondió, en su habitual estilo coloquial-irónico, que ella trabajaba desde los 17 años. Hay en el intercambio algo más que una interpelación clasista y una respuesta personalmente interesada. Está planteado acaso el núcleo de las actuales tensiones. El líder de la central obrera habla como representante principal de un sujeto social, Cristina le contesta desde su pertenencia al colectivo social invocado; con un pequeño detalle: es la Presidenta.

Con el correr del tiempo, las tensiones se han profundizado. El liderazgo cegetista ha creído ver en el acercamiento del Gobierno a la conducción de la central empresaria una señal de distanciamiento de los trabajadores. En realidad, el acercamiento es consecuencia de un importante cambio de la conducción de la UIA a favor de los sectores más cercanos al Gobierno. Hoy interpreta que el retiro segmentado de los subsidios a los servicios públicos es lisa y llanamente un ajuste ortodoxo y que la “sintonía fina”, emblema oficial de la nueva etapa, trae una reminiscencia menemista. En el corazón del discurso moyanista está el hecho, ciertamente innegable, del apoyo electoral abrumadoramente mayoritario que la Presidenta recogió entre los trabajadores, en la elección de octubre último. El mensaje es inequívoco: Moyano representa a los trabajadores y cualquier erosión importante de la alianza con el Gobierno debilitaría los cimientos básicos de la legitimidad presidencial.

Como en las cercanías del líder camionero se esgrimen argumentos que incorporan el supuesto “giro a la derecha” del Gobierno resulta habilitada una discusión del problema en términos de la tradición ideológica de la izquierda. Particularmente está en discusión la cuestión de los modos de la representación de los trabajadores, la relación entre representación sindical y representación política. En términos de Gramsci, la diferencia entre conciencia económico-corporativa y conciencia política hegemónica. Claro que no se trata de pensar la diferencia en términos esquemáticos, como si se tratara de áreas perfectamente distinguibles en la práctica social. No se puede ignorar, por ejemplo, la importancia política que tuvo la resistencia sindical encabezada por el MTA de Moyano y la CTA de De Gennaro a los programas económicos del neoliberalismo durante la década del noventa. Era mucho más que la de por sí importante defensa de conquistas laborales arrasadas en esa época; constituían una posición política claramente definida en torno de valores como la defensa de la producción nacional y la justa distribución de las riquezas, una posición que solamente alcanzó hegemonía en el discurso público cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003.

La idea gramsciana de conciencia política tiene, sin embargo, una importancia capital en el debate presente. Los sindicatos tienen un papel decisivo en la defensa corporativa de los trabajadores. Y “corporativa” no es una mala palabra ni una cuestión menor. En los mencionados tiempos del neoliberalismo, el debilitamiento de los sindicatos fue una de las premisas centrales del despliegue del proyecto político entonces hegemónico. Desde la asunción del kirchnerismo hasta hoy, la alianza Estado-movimiento sindical fue un eje del proceso de transformaciones. Los beneficios mutuos son innegables: la alianza contribuyó a la construcción de poder legítimo para un grupo dirigente que asumió la conducción del Estado desde posiciones de gran debilidad; fue también la herramienta para un mejoramiento general y sostenido de las condiciones de vida de los trabajadores, el aumento de los ingresos, la espectacular recuperación del empleo, la incorporación de excluidos al sistema jubilatorio y, entre otros muchos indicadores, la recuperación del rol social de los sindicatos.

Ahora bien, no es una alianza entre pares. Cualquier pretensión de igualar las posiciones presupone un abandono de la perspectiva gramsciana de la hegemonía. El Gobierno, a través de la Presidenta, ha dicho reiteradamente que gobierna para los cuarenta millones de argentinos, pero, al mismo tiempo, ha dejado claro que no es neutral, que le da prioridad a los intereses de los más vulnerables. Tanto la universalidad de la apelación (los cuarenta millones) como la prioridad (los más vulnerables) son un ejercicio de la hegemonía. No pueden someterse a una discusión estrictamente sindical. Los sindicatos pueden y deben defender a los trabajadores en las paritarias (que ciertamente no fueron recuperadas por el Espíritu Santo). Pueden y deben reclamar por las más diversas reivindicaciones. Lo que no deberían sería subordinar el interés de un proyecto político que los tiene por beneficiarios principales a determinados logros circunstanciales.

Si de lo que se trata es de un cuestionamiento al proyecto político y de una propuesta superadora desde el punto de vista del interés político de los trabajadores, la arena central en la que esto debe dirimirse no son los sindicatos. Es la política. Y la política demanda “espíritu estatal”. Es decir la política no puede reducirse a satisfacer demandas de los trabajadores. Se le exige que dé cuenta de los intereses del conjunto nacional sin renunciar al punto de vista de los más débiles. Eso es la hegemonía.

2/2/12

Ser Spinetta


Por Rodolfo Braceli 
Publicado en LA NACION

Ésa es. Seguro que ésa es, pensé en voz alta. El miedo que trae la aventura de todo reportaje me había extraviado el papelito con la dirección exacta. Caminé entre el 4000 y el 5000 de Iberá deletreando el semblante de las sucesivas casas. Sentía que la que buscaba iba a rebelárseme. A los quince minutos me detuve: ésa es. Seguro que ésa es. La casa, de frente liso, hermética, latía un vehemente azul eléctrico que en lo subcutáneo parecía tener el pulso del verde y el rojo. Inquietante azul. Toqué el timbre sin dudar. Asomó Spinetta adentro de unas zapatillas de goma y de un pantalón rojo y de un entusiasmo absolutamente matinal aunque eran las seis de la tarde.
¿Así que vos sos el flaco Spinetta?, me salió cuando hablamos por primera vez por teléfono. Y me confirmó que él era él: "Luis Alberto o Flaco o Luigi". Sin vueltas aceptó la entrevista pero con una condición insólita, y más en la Argentina: "Que no sea nota de tapa. Una fotito mía adentro y ya está". Le dije que sí, pensando en una inaudita tapa blanca con un epígrafe explicando: "Aquí debía estar la foto de Spinetta".
Entro a su casa-estudio. Hacia la calle ninguna ventana. En el living una pila de cajas, "soy bastante cartonero, viste". Después el estudio, una inmensa consola. Más allá, una enorme cocina y paredes con cientos de cds. "¿Tomás un tecito?" Y ya corre a buscarlo. Y vuelve saltarín con la taza bailando. Advierto que Spinetta vive en estado de alegrísima paradoja, columpiándose.
Para que la conversación tenga un espinazo y no se nos invertebre llevo un machetito con los nombres de sus bandas en cuatro décadas: Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade. Además, la sucesiva discografía: Almendra , Desatormentándonos , Artaud , Madre en años luz ,San Cristóforo , A 18 minutos del sol , Los ojos , Kamikaze ... Don Lucero , Fuego gris , Silver Sorgo , Para los árboles , Pan , Un mañana Spinetta intenta aquietarse, pero sale disparado a buscar fuego. Ahí yo rompo el machetito en ocho pedazos. Me quedo con un par de preguntas, escondidas. Veré si las pronuncio. Que venga lo que sea.
¿En qué consiste "ser Spinetta"? En alguien que vive anidado en su bunker. Su quietud es terriblemente inquieta. El suyo es un ombligo en ferviente erupción. Tiene hormigas en el cuerpo y en el alma de su cuerpo. Fuma como si fuera la primera vez, o la última. Está condenado, más que a parecer, a ser un incesante adolescente. Sin embargo este tipo, tan adolescente, es abuelo. Más: Spinetta anda por la vida con una tijera y tajea la red que debiera protegerlo cuando se arroja a las cosas más menudas como si fueran abismos. Ya veremos: es un ingeniero cirujano que trata de descifrar "las patrañas del aire". A todo esto, créanlo, "sus ojos permanecen ante cualquier colmo".
Inexplicable, le pregunto si duerme como diosmanda.
-Desde hace años hago cuatro horas de sueño por día. Y una vez que me despiertan los pajaritos o lo que sea... chau. Se prende todo, viste. Y ahí bajo: diario, cigarrillo, computadora, dibujo o lo que sea. Ya no puedo parar.
-Habrá un golpecito de siesta.
-La siesta, un viejo anhelo? Mi señora es de Santo Tomé y su familia duerme la siesta meticulosamente. Bueno, cuando yo voy allá me tiro pero siento...
-Remordimiento.
-Quizá, jaaa... Me pregunto qué me estoy perdiendo. Uy, no te traje cucharita. ( Se va y vuelve corriendo. Además, me trae un caramelo. Y retoma: ) Puede ser no querer perderme nada, pero me despierta la menor cosita. Y por otro lado mi teléfono ha sido muy castigado, llama gente y corta. Mi pieza no tiene cortinas, me despierta el sol, eso me encanta eh. Yo trato de usar hasta la última gota de luz natural. Pero no para ahorrar: los colores cambian cuando baja el sol, hacia la noche. Estamos en este colmenar de cemento y quiero que la luz natural me adormezca.
-¿Qué ves por la ventana de tu dormitorio?
-Las azoteas vecinas, un resto de árbol. Tengo una manía: detesto las rejas. Prefiero un ladrillo de vidrio a una ventana enrejada. Es como limpiarse y seguir cagando, ¿entendés? Eso me aterra. Prefiero un bunker con tres aires acondicionados ¡y no ventanas falsas!
-Se nos va la mano con el miedo. Alguien dijo que es como una adicción.
-Pura paranoia. Hay una propaganda de puertas "Pentágono", nombre odioso, que muestra una escena terrorífica y la solución es... ¡jaaa, la puerta blindada!
-Por poco tirás tu taza, Luis.
-Soy muy torpe, medio eléctrico, y como estoy viejo ya la electricidad se me escapa y tiro cosas. Mejor no me regalen copas.
-Así que te despertás y a dibujar.
-Si es un sábado o un día tranquilo también toco la viola, a veces siento algo que me llama para hacer una canción, pero en general me pongo a dibujar con el fotoshop mandalas digitales, esferas curativas... Si pienso que eso es arte, soy un salame; si pienso que son intentos creativos ahí lo veo mejor.
-¿Y el autor creador?
-Por otro lado está escribir y está la música. Aquella cosa a la que uno accede por un fuego que lo abraza y que uno debe ir a buscar sí o sí. Yo estoy para hacer canciones. Si los dibujos se me borran no me importa un belín. En cambio, cuando uno piensa algo y no lo escribe lo pierde para siempre...
-Hay que atrapar la palabra ahí, en su virginidad.
-Ahí va. A mí cualquier cosa me sirve para escribir. Tengo una idea y la vuelco donde venga, a veces sobre un pedazo de diario. O dibujo mientras converso con un amigo.
-Todo el tiempo necesitás expresarte.
-Me mata no hacer nada.
-¿Y qué hacés cuando no hacés nada?
-Hago pan, hago pizza, preparo una comida tailandesa o mexicana... Me encanta cocinar, gran desenchufe. El intelecto está aplicado a un lugar tan diferente... Cocinar contrabalancea la angustia del que pronto se va a meter con algo arduo, porque recibe una voz desde adentro. Y entonces ahí ya no hay otra que tirarse sobre un papel, a sentar poesía, frases aisladas?
-Relámpagos de pensamiento.
-Ahí va. Hay que hacer pan y hay que hacer canciones. Porque si viviera todo el tiempo haciendo poesía, música, me consumiría. Moriría rápido... Me preservo haciendo cosas que no sean las que me consumen. Además, sin consumirte no es posible crear nada. Qué sé yo, es un lindo balanceo que crea un mundo cerrado, o una pequeña cárcel iba a decir, un lugar que es el propio y te abstiene de un mundo con una dinámica de frivolidad y no frivolidad.
-Tu balanceo supone una actividad sin resuello.
-Sí, permanente. No soy un individuo de paz.
-Pensar que hay tantos que no tienen resuello, pero en la rutina.
-Lo dicen los primeros temas de Almendra, ¿no? "Si tus pies nacieron viento, déjalos correr..." ¿Cómo soporta la obrera en la colmena o la hormiga en su hormiguero? Se mueven todos como uno y uno como todos y no importa la vida de nadie: ¡el bocado perfecto para la malignidad! Eso, los seres que parecen no despertar, son el bocado perfecto para la ignorancia y el águila maliciosa. No el bocado del águila como invocaba Castaneda sino el del engranaje que nos quita el alma.
-La muerte, ¿te ocupa, te preocupa?
-Bueno, es quien nos acompaña, ¿no? Está presente siempre, hasta que finalmente nos toca. La muerte lejos no puede estar. Porque somos burbujas que se rompen con una facilidad absoluta. Pero ella no es una presencia que me impida cantar, ni ser feliz, hoy. Si la ignoramos demasiado somos unos ridículos, como ése que se pega un pedo tremendo y sale a 180 y mata gente... Algo más: creo que si sos una persona enfermiza con la muerte te vas a hacer muy amigo y te va a llevar antes. Importa darse cuenta de la devoración que sucede en el universo. Prestar atención, astronómicamente hablando, tanto a la devoración como al nacimiento que se produce constantemente de a trillones de partículas. Un fragor debe haber en todo esto... Si no entiendo esto no podría crear. Perece una cosa y nace otra. Frente a tal magnitud, si uno se queda pensando en eso, pucha, empieza la tragedia. Un amigo me decía: "Me imagino que cuando me muera vendrá un tipo con una risotada jojojo ... Vení, boludo, me dirá el tipo parecido a Papá Noel". Ese jojojo vendría a ser la risa de Dios.
- A la palabra Dios, ¿la decís con mayúscula?
-Cuando era joven la escribía con minúscula, le temía. Hoy lo pongo con mayúscula porque uno más uno es Dios. Punto. Dios no es nada en particular, es una idealización que hemos aguantado insoportablemente. Creo que Dios es práctico, nos evita explicaciones.
-Dios, ¿es una sílaba para frenar el vértigo de las preguntas?
-Esto es tan insondable? Más vale tener una cosa práctica para nombrar. Entonces decimos Dios. Vos viste que en las religiones de origen musulmán todo es texto, no hay visualización de Dios. No hay barba, no hay cruz, no hay un chino con los ojos en paz como Buda. Muy piola eso. Ahora, si pensamos que Dios es alguien que nos está viendo y si hacemos una macanita nos cae un rayo... cagamos, ¿ok?
-De modo que tener a Dios es práctico.
-Mejor tener a Dios que no tener a nada... Si no, ¿cómo nombrás el conjunto de cosas que no son Dios? Sería abrumador, asfixiante. No tener a Dios te convierte casi en rata, ¿no?
-¿Qué pensás de las religiones?
-Bueno, son el show business de Dios. Para poner a Dios en escena se tienen que hacer cargo los hombres, que están constituidos de cagadas y errores. Por lo tanto, envilecerse a través de Dios o del dinero o de la música es muy fácil. Las religiones son como una especie de excrecencia de la peor porquería, porque es como el pedo que se va tirando Dios a través de la institución. Huele mal. En todas las religiones hay unas sanatas tremendas. Y están metidos con los que tienen el Poder? Las guerras religiosas, ¿nos van a azotar hasta el fin del tiempo?... Y entonces esas religiones, ¿qué hacen? ¡compran las armas!
-A veces a las armas se las bendice.
-Sí, para quitar la vida... El universo no es cruel, el hombre sí. Cuando estalló la bomba atómica un científico dijo "¡Uy, parece la diosa Shiva!" Sí, ¡la concha de tu abuela parece también! Qué loco estás, boludo, si tenés que tirar una bomba para ver a la diosa Shiva. ¡Comprate un cuadro! Bueno, la pregunta es?
-¿Es...?
-Es cómo hacer para no ser un gas de Dios ¿no? No sé... me da lo mismo estar en la cola del gas o ser la materia primigenia. En esa escala estamos todos disponibles. Mientras, las religiones son un cáncer y a la vez han sido prácticas para los gobernantes...
-Te quedaste suspendido en una sonrisa. ¿Se puede saber, Luis, por qué?
-Porque nos metimos en un quilombo, hermano.
(La sonrisa desemboca en una carcajada. Sobre el pucho, otro cigarrillo.)
-Me apasiona meterme en quilombos, me doy manija y se me ocurren cosas. Lo que pasa es que nada es tan importante, nada. Tratemos de ser felices, por lo que dura este pedo en canasta... Esto, sin cagar a nadie? Vivimos en un mundo que está regido por el intento de adquirir la felicidad a un paso casi ciego: el rico por miserable; el de la villa porque consigue el radar y quiere copiar al de arriba. La gente afana para ser feliz, porque comer la hace feliz, y porque si no come se muere? Además, los fanatismos: el mundo musulmán y el occidental enfrentados. Yo no sé si la pasión ciega así intenta ser feliz... es enfermiza, como que lo único que quiere es una eyaculación precoz, satisfacer un instinto de caimán casi.
-¿Esa pasión ciega dónde la ves más acentuada?
-Me refiero a los fanatismos de cualquier proveniencia. Imaginate un republicano del sur de los Estados Unidos, superguacho, antisemita antimejicano antinegro? Ese fanatismo y el otro: ninguno de los dos quiere ser feliz, se basan en destruir al otro. Y esto es autodestrucción también. De un lado arrasan inmolándose, son valientes; del otro mandan bombas inteligentes y encima no ponen el pellejo? La misma cabeza, diferentes métodos. La misma ceguera: en unos la educación y el cinismo de una cultura todopoderosa tecnológicamente y en otros el tipo que tiene un palo y que se expresa de manera romántica: primero va él y después... adiós. No nos engañemos: tanto al superguacho republicano antitodo que hace mierda ciudades con bombas, como al que apalea a la mujer y la aparta cual si fuera el peor animal, habría que ir a cargarlos a patadas. ¿Yo no soy quién? Ok. Sí, hay que respetar todas las creencias, ¡pero son unos retardados de la concha de la lora!
-Mujeres reducidas...¿y qué de la pornografía?
-A veces el infierno de un mundo se refleja en el paraíso de otro. La mujer filmada con tres tipos en una cama, es peor animal que la otra que está oculta... En un estudio de Los Ángeles una mina filma pornografía y en una calle de Pakistán a otra la cagan a latigazos por sacarse el velo. Terrorífico. Desapacigua el alma, no genera ninguna poesía.
-Es desmayante.
-Desmayante. Ahí va. Perfecto, vos lo dijiste, es apático.
-A este paso para conseguir un Apocalipsis no hacen falta bombas.
-No, no hace falta inflamar más la llama autodestructora? Te tomás otro tecito. ¿Sí?
(Y ya se fue, picando como un pelotita de ping pong, livianísimo. Pronto vuelve con el té. Y esgrimiendo otro caramelo?)
-Hay una pregunta eterna, de vereda: este mundo, ¿adónde va a parar?
-Uno no puede juliovernizar: por un lado vendrán equipos de audio flotantes, con un sistema levitatorio magnético. Por otro va a haber unos males de la concha de la lora. Sin juliovernizar quiero ser optimista y pensar que la cultura va a ir, genéticamente, eliminando las zonas del cerebro que son las de la irritabilidad y la venganza. Quizás ése sea nuestro final.
-Por ahí se termina la irritabilidad y concluimos como género humano.
-Supongamos que no, pero: ¿quién puede decir que al carecer de irritabilidad alcancemos la felicidad? ¿Qué tipo de paz sería aquélla que se produjera con un hombre carente de irritación, que redistribuyera su energía como para poder curar sin medicamentos?... Cosas medio desopilantes, ¡que uno quisiera que sucedan! Como que no se muera la gente de hambre mientras que con lo que otros tiran a la basura come un pueblo. Es un pensamiento judeocristiano, no avancé ni un centímetro. Espero que esto mejore. ¿Cómo? Con mayor justicia social.
-Luis, ¿tenés esperanza o querés tener esperanza?
-Tengo esperanza porque en ella están las únicas notas que interceptan el silencio. Cada nota es una esperanza, mientras que el silencio no posee ninguna esperanza más que la de ser una nota.
-Se trata de una pulseada para vadear el silencio.
-Más que pulseada nuestros propios pulsos. ¿Acaso no son nuestros pulsos un movimiento constante de esperanza? La única esperanza que existe para el silencio es que aparezca una nota, y cuando aparece, el silencio también empieza a expresarse, a ser música. Contamos con esperanza casi como si contáramos con cuerpo.
-La esperanza, arduo trabajo. ¿Cómo la sostenemos?
-Hay que tener fe. Es al cuete poner en juego cosas sin pensar que van a funcionar. Además, veamos: falta demasiado el sentido común. Ejemplo: ¿es necesario hacer un curso en la NASA para darse cuenta de que en un lugar cerrado lleno de género si encendés una bengala sucede Cromañón?
-Ese "no darse cuenta", tan frecuente, ¿a qué se deberá?
-A muchos años de falta de educación y salud. Tengo fe en que si cambia la educación y la salud el país va a mejorar. Nos sentimos orgullosos de Messi. ¡Qué orgullo ganar la medalla de oro de la olimpíada con nuestro fútbol! Pero, ¿por qué también no ganamos la medalla por tener los mejores hospitales de Sudamérica, flaco? ¿Por qué tiene que ser Cuba, un país cincuenta años bloqueado, el que tenga mejores hospitales? Y además ganan docenas de medallas olímpicas, ¡pero dejame de joder! Ese es el trabajo: mejorar la salud y la educación. A partir de esto todo será mejor, hasta la cana. Y se podrá andar por las calles sin ser protagonistas del país con mayor cantidad de accidentes de automóviles.
-Cierto secreto orgullo nos produce ostentar récords mundiales, no importa el rubro. Decime, ¿vos sabés manejar?
-¡Ahí va! Yo preventivamente vendí mi auto hace poco ( larga una carcajada ) Manejar me encanta, me apasionan los autos. Pero ¿viste?, las ciudades están abarrotadas. El auto, creado para la libertad, te esclaviza. Se perece en el auto. Perecen minutos que suman días y años de nuestra vida ¡adentro de un auto! Más el gasto público del cuerpo. Intelectualmente te mata estar en un embotellamiento. Hablábamos el otro día con mis suegros, los Fernández, muy inteligentes y laburadores, que en Estados Unidos ya no hay bolsitas de nylon, sólo de papel? La alquimia humana es una especie de saltimbanqui, viste: crea y destruye. Con la ciencia también pasa eso? Un día dirán: no, tenían razón los que sostenían que la Tierra estaba apoyada sobre dos elefantes. Ahí está: los descubrimientos científicos primero para la guerra y después para el bien de la humanidad. Hay una gran ingenuidad en la masa de cerebritos que brillamos en relación a los designios del cosmos. Si viene un meteorito ¡no queda ni el loro, hermano!
-Estamos desguarnecidos.
-A la intemperie. Pero, sin embargo ambición y sueños nos llevan a que sigamos en la búsqueda de lo invisible. ¿Viste que bombardean partículas atómicas para entender el origen del mundo? Con el costo de eso ¡le dan de comer a todo África! Lo cierto es que el cosmos es insondable y que somos unos boludos intentando escribir en el mar, y con tinta.
-Bajemos a tus primeros días, cuando aprendías a respirar.
-Tengo recuerdos muy patentes de los cuatro, cinco años. Imágenes jugando con mi hermana Ana en un auto, y hablábamos con él. Le decíamos, "¿Te falta nafta?" "Sí, tienen que cargarme nafta che". El auto era un banco largo. Y también teníamos un taller, Farulo y Rulo , mi hermana y yo. Allí arreglábamos cosas de señoras hinchapelotas y las cagábamos a pedos: "No señora, esto no sirve, déjese de embromar".
(Spinetta se desenrosca detrás de otra carcajada. Se pone de pie, sin duda está viendo lo que cuenta:)
-Era un taller imaginario, medio garca. Caían unas señoras desubicadas con objetos de la época de ñaupa y nos encantaba decirles: "Doña Juana, ¡pero esto no tiene arreglo!" A nuestras abuelas cuando cobraban la jubilación les hacíamos el apriete: "Abuela, ¿rebrobadgalás chicle?" "¿Queeeeé?" Era medio sordita esa abuela. Al final se lo decíamos al unísono: "Abuela, ¿nos podés comprar chicles?" "¡Ah, chicle!", decía la madre de mi padre.
-Aquella niñez, ¿qué miedos incluía?
-Yo tenía horror a los fotógrafos? Por ahí paf, estallaba el magnesio. Y aparezco llorando. También le temía a las locomotoras. La locomotora era un monstruo negro que hacía temblar el andén de la estación Núñez. Y recuerdo apariciones de mamboretá. El miedo y la curiosidad nos exigía acercarnos; por ahí volaba o eso...
(¿Los reportajes estimulan los riñones? Pausa para ir al baño. De vuelta, frente a frente, siento que se acerca la posibilidad de hacer el par de preguntas que guardé. Spinetta toca la pared medianera y me dice, como en secreto:)
-Al lado hay una casa de fiestas. Cuando hay cumpleaños de chicos nosotros bajamos el volumen en el momento de apagar las velitas. Para que nuestra zapada no les invada el cumpleaños feliz. No hay derecho. Nada más lindo que un chico soplando una velita, viste.
-Cerrá los ojos. Seguí mirando lejos.
-Cosas no muy gratas de recordar, ciertos sueños nocturnos. Mis padres no podían contenerme; yo les decía angustiado, llorando: "Estoy en un lugar del mapa, muy lejano"... Se despertaban todos, gran quilombo, gritos, llantos? Mi madre empezó a poner plantas de ruda debajo de mi almohada y me pasaba un trapo negro por la cabeza. Lo recomendó alguna bruja, jaaa. Al fin me curaron.
-¿Qué más, allá en el fondo de tus días?
-Tenía pensamientos en donde mi madre era una estrella que brillaba en lo infinito. ¿Pensamiento relacionado con la muerte? Andá a saber? De chico ya era medio cabroncito, me gustaba tener mis zapatos, mis cositas. Por lo demás era un chico bueno. Me costaba mucho pelear. Por ahí era peleador pero más de patotita, no de hacerme el canchero yo?
-Un poquito cobarde, digamos.
-Sí, más bien cagón en las peleas a piñas. Eso me perdura. Por suerte no me tengo que pelear con nadie.
-¿Y en la escuela?
-Fui muy enamoradizo en la primaria. Vivíamos en Arribeños y Congreso. Por Congreso subía el frío del río en invierno... Por otro lado nuestra familia era humilde, entonces siempre había oportunidad de cagarse de frío bañándose con la serpentina de alcohol de quemar? ahhh? ¿y el alcohol? ¡Se apagó! Yo me rehusaba al delantal almidonado porque me lastimaba el borde del cuello en los días de frío. Uy, y yo peinado a la gomina ¡era una tortura! Y empezaba: "Sarmiento y la madre que te parió, ¿por qué inventaste la escuela?" Yo estaba cabrón con cosas que me parecían injustas. Bueno, ahora pienso que es con educación que las cosas van a mejorar.
-Cerrá los ojos de nuevo. Seguí mirando lejos.
-Año 1955, los Gloster Meteors, el bombardeo a Plaza de Mayo... En casa nos ocultaban el diario Crítica para que no viéramos las fotos con cadáveres y mutilados... Me acuerdo del ruido de los aviones y de los altavoces del Plan Quinquenal y que había una Unidad Básica a metros de mi casa, arengas y mis padres muy fans de Evita? Con el tiempo, leo y me decepciono tanto... Qué manga de traidores en nuestra patria. Una sarta de hijos de puta, hermano. De golpe a los diecisiete, preferíamos a Vallejo, a Cortázar... Con Emilio del Guercio picábamos a Bradbury, a Artaud? Hoy sí me meto con la historia, ¡y los libros de Piña son una piña! Qué sarta de personajes han repetido la cagada, parece un destino histórico.
-Nos creíamos los mejores del mundo. Eso ya pasó. Ahora nos consolamos creyendo que somos los más inexplicables. Siempre "los más".
-Eso se toma como una virtud, ¿no? Y bueno, el argentino es así... aparte está muy manipulado por un trust de negocios formidables entre televisión y diarios. A veces siento miedo. Se silencian tantas cosas? Silencio y muerte van de la mano. Injusticia y silencio, casi son lo mismo, ¿no? Entonces...
-¿Entonces?
-Hay que hacer música. Para no caer en el agobio. La otra vez toqué en Catamarca y les dije: "¡Boludos, no me quiero morir viendo sólo esto!" Auque uno es tan inocente y tan responsable como cualquier otro. Pero quisiera ver las cosas mejor. Tengo cuatro hijos con mi ex señora: Dante, Cata, Valentino y Vera. Vera, la más chica, la luz de mis ojos, está en la edad de la flor. Muy talentosos los cuatro con la música. Las nenas, hartas, no quieren saber nada, pero tienen gran oído las dos.
Mis hijos me llenaron la canasta de nietos.
-Luis, tenía guardada esta pregunta: ¿Será ridículo hablar del ser abuelo con un roquero?
-La verdad: no soy tan buen abuelo. O sí, soy un gran abuelo. Mirá, acá pasa esto: "Abuelo dame hojas", y se ponen todos a dibujar. Un regalo de Dios para mí. Les dibujo autos y los colorean, juegan, tocan los instrumentos. Son muy de agarrar la batería, crean, me dedican los dibujitos. Pero no soy de decir "el abuelo los lleva acá o allá," porque yo casi ni salgo, Rodolfo. Tengo una vida muy sentada. Ir al cine, al teatro, me cuesta porque todo el mundo te mira? Spinetta? Spinetta... Es una bendición que la gente te diga que te quiere, pero soy mucho más feliz acá escuchando a Bill Evans, cocinando? Ahora, si tengo que ir al colegio de Brando, el hijo mayor de Dante, ahí voy con todos los abuelos.
-La otra pregunta basada en un prejuicio: ¿a un roquero se le puede preguntar por su papá?
-Ah, mi viejo... era cantante de tangos. Ahora, pobre, casi no ve ni oye. Lo recuerdo ensayando con sus guitarristas... Yo tendría unos cinco años, abrían esos estuches, brotaba el olor a la madera de la guitarra. Y me veo escuchando a mi viejo por una RCA Víctor, tipo catedral, de madera, que había que esperar que se calentara. Hasta que salía la voz de mi viejo cantando por radio El Mundo. Era Carlos Omar artísticamente. Cantaba: "Al pie de un rosal florido... me hiciste tu juramento..." No era un cantante común.
-¿Cantar era su vocación?
-No tanto, porque cuando instaló su hogar se terminó la farándula. Trabajó en el laboratorio Squibb. Se levantaba a las cuatro y media de la mañana para ir a tomar el tren y volvía a las cinco de la tarde con olor a penicilina. Y hoy tiene cáncer de piel... el contacto con ciertos tóxicos... Ah, mi viejo... él dice: "Tengo ocho nueve"...
(Spinetta calla. Dice "ocho nueve", y otra vez el silencio...)
-Por dónde andás, Luis, ¿en qué pensás?
-Pienso que la longevidad es del largo del escarbadientes de Dios hasta que nos toma como un quesito de la picada.
-¿Vos querés vivir muchos años?
-Ni uno más de lo que haya dictado la vida. Debe ser lo más aburrido no poder morir ¿no? Lo que no me gustaría es estar al pedo, como una forma desgastada. Me gustaría vivir todo lo posible, ¡por qué no!, ¡cómo no! ¡Así tengo más chances de ver algo bueno por televisión! Vivir lo suficiente como para llegar a ver que la salud y la educación han mejorado.
-Uno de tus rasgos parece ser el entusiasmo.
-Soy entusiasta, también generoso. Aunque con estos dos caramelos no te lo demostré ¡jaaa! ¿Viste esa propaganda del tipo con el café grande y el otro con el café chico que le dice "por qué te servís el más grande"? Y el otro le dice: "Y si fueras vos, ¿cuál te servirías?" "El más chico". ¡Es perfecto!
-En la Guerra Civil Española cuando había que dividir una tortilla se decía: "Tú cortas, pero yo elijo".
-Hay frases geniales. Como ésa de Yupanqui. Un músico le dijo: "Maestro, le hice unos arreglos aLunita tucumana ", y Atahualpa le dice: "¿Qué, la vio rota?" Un tipo muy campeón Atahualpa. Hace llorar a la guitarra el loco. Una poesía que me pone la piel de gallina. Mirá si no.
-¿Cuáles son los poetas que más te acompañan?
-Tuve un tiempo de mucho César Vallejo. Hoy Borges me resulta un poeta conmovedor, y me gusta mucho Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño tiene una profundidad desgarradora, siempre vuelvo a Baudelaire, a Rimbaud. Tengo cerca unos haiku que no paro de leer. Es un librito pequeño de Bashö, del año 1600 y pico... Bashö por ahí está dando unas clases de literatura y un alumno le dice: "Mire lo que escribí, maestro: Hermosas libélulas, quitadle las alas, son pimientos´". Y Bashö le responde: Mirá, por qué no lo ves así: "Hermosos pimientos, agregadle alas, son libélulas". Obliterar y rellenar, ¿no? Ese proceder del bocho está latente: podemos distinguir lo que tiene sentido de lo que es una escaramuza.
-Poesía mediante, la vida se inventa a cada instante.
-A veces encuentro poesía en los cuentos de Horacio Quiroga. Imponentes. Me impresionan Pablo Neruda, Octavio Paz, momentos de Santa Teresa... Hay una poetisa que falleció en la tragedia de Santa Fe, Delfina Goldaracena. Ella sabía, sabía su destino. "Tiempo efímero" es el único libro que escribió. Murió en la tragedia del colegio, el 8 de octubre de 2006. A ese colegio asiste mi hija Vera, yo estoy muy solidarizado con los padres que crearon "Conduciendo a conciencia". En medio del dolor esos tipos quieren que sea ley de Estado la educación vial, desde la primaria. Delfina escribía como los dioses, a los quince años, escuchá: "Sólo una vez lo hice por debajo del agua, con el romance, desnuda, en el palacio del mal... Me matan, me entierran, pero mi alma sigue viva..." Una categoría poética desgarrante. La poesía llama de todos lados. ¿Qué seríamos sin poesía?
-Sin ella no habría vida en el mundo. La poesía, el puls? Ahora, decime, ¿cómo es el proceso de tu escritura?
-Tengo dos facetas. Para la canción escribo porque la canción exige una letra y la música siempre está antes. La música esconde algo y uno debe encontrarlo. Es una felicidad tener una tonada nueva, una canción que todavía no dice nada.
-Una felicidad inquietante.
-Ahí va. La tonada está, ¿qué dirá? Si vos tenés una cosa tipo Tom Jobim no vas a poder decir nena nena te quiero ¡vamos a bailar rock and roll! Uno tiene que descubrir el texto que está escondido en esa línea melódica, tiene que poder arrimar. Son esas palabras y no otras.
-Hablabas de dos facetas. ¿Cuál es la otra?
-Tengo cuadernos y cuadernos llenos de poesías.
-¿Se puede saber qué guardás en esos cuadernos?
-Sufrí una separación amorosa muy fuerte hace diez años y canalicé todo escribiendo como un animal. Poesía espontánea, ilegible por lo dolorosa y autosufriente diría. La poesía apareció, aunque yo no quería desembarazarme de mis estigmas. Me elegí una birome Bic gruesa y un marcador, porque el trazo era muy importante. Ese juego infantil del cambio de lapicera me provocaba nuevos versos. ¡Cosa de enfermo! Fumaba y lloraba y bla bla y pi pí, solo, a altas horas de la noche. Me había convertido en un loco de mierda escribiendo como un boludo, llorando en esa catarsis.
-Esos poemas, ¿seguirán secretos o serán un libro?
-No tengo intención de publicar eso, no sé ni me importa si sirve, a mí me sirvió.
-¿Alguna vez escribiste una canción empezando por la letra?
-Muy pocas. Me sucedió adaptando una letra de mi padre. En un disco invisible tengo unas poesías de mi viejo. El proceso inverso no me sale. Yo primero agarro la guitarra.
-¿Tenés registro de cómo hiciste "Muchacha ojos de papel"?
-¿La verdad?
-Toda la verdad.
-Yo estaba enamorado de Cristina Bustamante, mi primera novia. Y ella es la muchacha ojos de papel.
-Borges dudaba de la escritura nacida en el dolor y el amor cercanos.
-Tiene razón Borges, pero bueno, tampoco vamos a dejar de escribir por eso. "Muchacha..." es una canción compuesta en una antigua guitarra española con clavijas a presión, que me prestó un vecino. Llegó a mis manos con cuerdas de tripa, de 1920 era. Y yo empecé a agarrarla a los trece años y de ella salieron algunos temas de Almendra como "Laura va". "Muchacha?" me surgió espontáneamente y me pregunto si no estará influida por "Tu nombre me sabe a hierba", de Serrat.
-Un airecito, un humito lejano...
-Ahí va. Algo de eso en la intención rítmica, pero nos surgió porque sí.
-Estás pluralizando.
-Pluralizo porque era la época de Almendra, y la música pasaba de uno al otro. A la novedad enseguida la aprendía Delmiro o Emilio o Rodolfo a ver qué le agregaban. Esta canción quedó así, sencilla. Se la redondeó en un estilo totalmente acústico.
-¿Y qué pasó cuando la cantaron en vivo?
-Veía pibes y pibas llorando cuando la escuchaban. Lo mismo pasaba con "Plegaria". Muchos se flasheaban, lagrimeaban y uno se ponía a llorar... Ahora veo esos conjuntos de tipos que se golpean y me parece tan horrible eso. La música pueda estar fenómena pero la gente que se golpea me parece algo tan poco gentil... Una aberración.
-¿Cómo te llevás, al escribir, con la metáfora?
-Todas las metáforas nacen de los relatos de la realidad. Borges dice que es casi imposible crear nuevas metáforas, porque hay que creérselas para que sean genuinas. ¿Viste que muchos hemos sido por etapas metaforeros? ¡Qué hinchapelotas!
-Claro, así como el chiste no garantiza el humor, la metáfora no garantiza la poesía.
-Ahí está. Para mí, en la escritura de las letras, lo fundamental es que tengan una idea, que no sean simplemente "álamos de gas", como dice una letra de Almendra. Tienen que contener una acción, algo sinético. No caer en la fabricación de metáforas porque sí.
-Luis, en un par de ocasiones estuve por preguntarte más de tu mamá...
-Escuchame: mi madre, como todas, es hermosa. Marcó mi personalidad tanto por su fuerza como por su dulzura. Es una gran luchadora. Estuvo en los momentos críticos de salud de toda la familia, con un sacrificio impresionante. Es una genia mi mamá, podría haber sido una gran médica o una gran artista. Es alguien a la vez con los pies bien en la tierra. Mi madre siempre representó el cosmos, el universo, y me parece una buena manera de verla.
-¿Qué significa para vos "universo"?
-El universo es lo femenino, lo que se desdobla, lo que puede dar vida. Actualmente mi mamá necesita más mimos y comprensión, por eso la acurruco todo lo que puedo. Ella tiene gran sentido del humor y temple. La cuidamos mucho, aunque ella, rebelde de juventud eterna, no se deja ¡y hasta nos "controla" a todos! Mujer brillante, intuitiva. Evita Perón y Fidel Castro son algunos de sus ídolos más queridos.
-Tampoco hablamos de un tema arduo, la droga. ¿Te viene hacerlo?
-En épocas de Almendra 2 , yo tomaba algún acidito. Mal para mí. Tiempo después, ya no jugaba con mi cerebro a la buena de Dios. Y ya viendo la magnitud de mi propio nacimiento en mis hijos, jamás me atreví a chistes psicodélicos, aunque, debo admitir que, en cambio, de a poco, comencé a esnifar algo, y esnifé. Más mal para mí. Pero hace un montonazo de tiempo que estoy limpio y muy bien, y puedo decir que el interés por aquellas aventuras se extinguió. Siempre me gustó fasarel tiempo, nada del otro mundo.
-¿Y hoy?
-Hoy tabaco, y chupitegüi en la comida, rankean a tope. Peor para mí.
-Pero los buenos vinos son recetados. Sin ánimo de sermón, ¿algo para decirle a los muchachos?
-Ojo los pibes, que no crean que lo único valioso del cuerpo es el pito, y por lo tanto, les importa poco de su bocho.
-Cosa rara, ni mencionamos a Charly García .
-La prensa amarillista ha hecho target en sus cuestiones, con crueldad, y desde hace tiempo ya. Charly, por otro lado, no paró nunca de extraverterse en público y eso siempre lo mantiene en el colimador del buitre. Su genio se impone igual, y lo amamos inescrupulosamente como sociedad devoradora invitada en las ocasiones del buitre.
-Medios de des-comunicación, sociedad devoradora. Ante eso, ¿qué?
-Otra cosa es quererlo y respetarlo por todo lo que da y hacer fuerza para que Charly se recupere. Allí, en ese amor, no existe medio de prensa alguno... Es que uno talla el diamante que desea de sí, más o menos. Me gustaría charlar largas horas tranquilamente con él. Para saber de los mundos que cualquiera de nosotros no se atreve a conocer.
-Luis, por lo general somos ciudadanos o somos personas. Pocas veces llegamos a ser criaturas. Sólo las criaturas pueden jugar y están a disposición de los milagros. Te propongo entregarnos al juego. Yo abro esa puerta y entran tipos de otro tiempo. ¿Aceptás?
-Ahí vamos.
-Fijate, entró Antonín Artaud. ¿Qué te pasa con él?
-Justamente, hace poco volví a ver, por enésima vez, Jeanne D´Arc . Allí está Artaud, con su rostro que deshace la foto. ¿Artaud aquí? Me quedaría sin habla bastante y luego, no sé, me gustaría que no me odie por el disco Artaud que hice. Yo me aventuré en su escritura y advertí un murmullo; tenía que calmarlo en mí con un gesto de amor y poesía, destinándole un trabajo. Quizá él detestaría eso. Bueno, si no le gusta mi disco, le pido que no se le ocurra escribir algo como el texto acerca del doctor Gachet de Van Gogh, "El Suicidado por la Sociedad"... O mejor sí, que lo escriba ¡y con toda la polenta!
-Artaud se fue a la cocina. Aparece Baudelaire...
-Rodolfo, no sé si me banco estar tan cerca de estos prototipos estéticos... Con Baudelaire me pondría más serio... ¡ja!
-Baudelaire no te dice nada. Toma el saquito del té y lo muerde y se aleja. Ahora llega Rimbaud.
-A Rimbaud le pregunto: ¿Era tan importante abandonar la obra, quemarla, no volver a escribir en el arrebato de la luz y las palabras?, ¿o simplemente la luz un día nos abandona y uno no consigue tentar a la Musa?? Casi una pregunta cholula la mía, ¿no?
-La puerta sigue abierta. Aquí, Alejandra Pizarnik.
-A ella la saco a bailar música de Nino Rota.
-Ninguno de nuestros visitantes se va, todos apuntaron a tu cocina. Vas a tener que hacerles algo de comer. Cómo te las arreglarás, Luis, están hambrientos...
-Bueno, como no hay casi nada, les propongo un risotto. Tengo arroz, no tengo azafrán, tengo cúrcuma... vino tinto un poquito, media cebolla, ajo, chile pasilla tostado... Hago un caldo con unas verduritas congeladas de un blister, hay poco queso rallado, pero hay un poco de crema?Además tengo pan casero. La estamos pasando bomba. Vincent me pide ajenjo. A los otros los arreglo con una cervecita. Evidentemente estamos para servirlos... Al final, té. Antes de despedirse me dicen que aman a Charly.

Publicado originalmente el 22 de noviembre de 2008

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