5/4/13

Harun Farocki: Cómo mostrar a las víctimas


Por Pablo Lettieri
Publicado en TEATRO

A poco de observarlo, se pueden encontrar en su figura interminable los mismos rasgos vivaces de ese joven activista y estudiante de cine que aparece en las revistas de cine a fines de los sesenta. Pero no es hasta cuando comienza a hablar que Harun Farocki (Alemania, 1944) convence al espectador que mantiene intactos los empeños que han guiado su obra: unir la crítica política y social con el cuestionamiento permanente del lenguaje y los soportes cinematográficos. Fue precisamente por su militancia política que durante los míticos ‘68 lo echaron de la recién creada Escuela Superior de Cine de Berlín y se lanzó a escandalizar con sus films, por entonces considerados “guerrilleros”. Desde el primero de ellos, Fuego inextinguible (1969), experimento fílmico sobre la fabricación del napalm, hasta algunas de sus más recientes videoinstalaciones como Serious games III: Immersion (2010), en la que denuncia la utilización de dispositivos virtuales por parte de psicólogos estadounidenses para trabajar con las perturbaciones psíquicas de los soldados que regresan de Irak, Farocki realizó casi un centenar de producciones para cine, video y TV, exhibidas tanto en salas cinematográficas como en museos, galerías y otros espacios no convencionales. En la senda de sus admirados Godard y Straub, sumó a su condición de realizador las tareas de docente, teórico y crítico del cine. En cumplimiento de esta última, dirigió durante una década la prestigiosa Filmkritik, desde cuyas páginas disparó contra verdaderas “vacas sagradas” como Fassbinder, Herzog y Wenders, a quienes tildó de conformistas y traidores por buscar adecuar sus films al gusto de los espectadores. A su vez, los especialistas han resaltado de Farocki su vocación por resignificar las imágenes, por reflexionar sobre las representaciones visuales y sus usos, fundamentalmente en el campo de la industria bélica y en tanto dispositivos de vigilancia y control. Sintetizando: su búsqueda está orientada a revelar las diversas, complejas y sutiles formas con las que el poder se sirve de las imágenes para intervenir en la vida y en la muerte de los seres humanos. Muy en línea con este propósito fue la conferencia que este artista radical ofreció en el Teatro SHA, organizada por el Goethe-Institut, la Fundación Proa, la Universidad del Cine y la Sala Lugones del Complejo Teatral de Buenos Aires. Cómo mostrar a las víctimas, el título de la muestra, es también el de un artículo de su libro Desconfiar de las imágenes (publicado por Caja Negra Editora), en la que Farocki se mete con la siempre escabrosa cuestión de la representación de las víctimas del exterminio nazi, a partir de films representativos como Noche y niebla de Resnais, Mi lucha de Erwin Leiser y apoyándose en la proyección de su propia obra Respiro (Aufscub, 2007). En ella, el director resucita un material filmado por Rudolf Reslauer, prisionero del campo de tránsito de judíos de Westbork, en Holanda, encargado a su vez por el comandante del campo, Albert Gemmeker, quien buscaba mostrarlo como una especie de empresa exitosa y productiva. Las imágenes mudas de trenes llegando y saliendo, del registro de los prisioneros y de las tareas diarias, son intervenidas mínimamente por Farocki con una serie de intertítulos, a través de los cuales reflexiona sobre la ambigüedad del documento. “Somos nosotros quienes debemos preguntarnos qué hacer con las imágenes de las víctimas, más allá de lo que los nazis hicieron con ellas”, asegura Farocki, empeñado en utilizar las imágenes para hacer visible aquello que ellas ocultan.

Harun Farocki: Cómo mostrar a las víctimas. 19 de marzo de 2013. Teatro SHA (Sarmiento 2255)

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