11/1/10

Las duras opiniones de Hugh Grant


Por Ernesto Schoo
Publicado en LA NACION

La semana pasada, Hugh Grant sorprendió a muchos y enfureció a varios al afirmar, en una entrevista para el programa de televisión Entertainment News Network , que, "de veinte veces que uno va al teatro, sólo una sale contento. Las otras diecinueve, bueno, es cuestión de aguantemos esto hasta el final y vayamos después a tomar algo". Esa visión del teatro inglés, mundialmente considerado como uno de los mejores, provocó más reacciones airadas en el público que en la propia gente del oficio.
"Después de todo -comentó una espectadora-, lo único que hace es tartamudear en la pantalla y poner cara de asombro".
Es verdad que el repertorio gestual del galán es bastante limitado. Es buen mozo y simpático, y punto. Su mejor momento haya sido, tal vez, Cuatro bodas y un funeral ; a partir de ahí, no ha hecho sino repetirse. Alguien salió en su defensa, sin embargo; Judi Dench reflexiona: "No seamos mezquinos. Hugh es, después de todo, algo así como nuestro embajador no oficial en el mundo, la imagen de cómo debe verse y oírse a un caballero inglés en estos tiempos".

La oscilación de Platón
Intentemos ser justos. Aun las carteleras más prestigiosas del mundo, las de Londres, Nueva York o Moscú (y las nuestras, por qué no) albergan relativamente pocos espectáculos de muy alta calidad. Predominan los más fáciles, las comedias domésticas, los musicales lujosos. Por muy bien hechos que estén (y generalmente lo están), no se trata de textos memorables, ni profundos, pero hay un término medio calificado.
Y debe ser así porque, como sostiene Platón, el hombre ha de oscilar constantemente entre la metafísica y la diversión, el pensamiento elevado y el entretenimiento. No soportaríamos estar en permanente tensión en torno a los problemas del ser, la muerte, los enigmas del universo y los de nuestra propia naturaleza, material y espiritual. Y un Shakespeare o un Beckett, una Duse o un Olivier no nacen todos los días.

Sinceridad
"¿Por qué -proponen algunos iracundos- el señor Grant no se dedica a mejorar el teatro, ya que tanto lo aburre?" Responde Hugh: "No actúo en teatro para no torturar al público".
En el mundo del show-business, reconocer los límites del propio talento es algo bastante raro. Además, el galán inglés concluye con un pensamiento conciliador: "Debemos soportar el teatro, aunque nos parezca malo o difícil". Añadimos: es la única manera de descubrir los talentos del mañana y de asegurar la continuidad histórica de una cultura.

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