20/1/10

Entrevista con Kive Staiff


Publicado en CLARIN


No hay aire que condicione los treinta y pico de grados en el cuarto piso del San Martín, donde funciona la oficina de prensa a ventanal abierto y, al final del pasillo, en el corredor, tras una eternamente concurrida sala de espera de sillones en redondo: la oficina de Kive Staiff. A los 82, el director del Complejo Teatral Buenos Aires, que estuvo al frente del San Martín en tres períodos distintos, el último desde 1998, dirá que no quiere pleitos, pero que se ha achicado el presupuesto que maneja y que se ha visto obligado a un recorte artístico importante y, cerca del final de la entrevista, reconocerá que sí, que pretende una transición tranquila, pero que dejará el sillón mayor del teatro oficial. Se va. "Estoy este año, el de los festejos por los cincuenta años del San Martín, es un buen final. Y después me retiro", dice. Entre los premios que tiene en una repisa a sus espaldas, hay una foto. Todos parados, mirando a cámara, la gran delantera, la Máquina de River: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau. El funcionario dice que fue amigo de Pedernera y sonríe por primera vez en la tarde. "Ya en el 2001, cuando se unificó el Complejo, conformado por cinco teatros y siete escenarios, hubo un recorte, que se fue agravando en los últimos años. Algún compañero ingenioso dijo que somos buenos administradores de la miseria. No es broma. No es sólo en el Complejo Teatral, hay una problemática presupuestaria respecto a la cultura en general", reconoce. La merma de la oferta de este año, que directamente deja casi afuera del circuito teatral al Teatro de la Ribera, pensado ahora como un espacio para el tango y su imán turístico, será del cuarenta por ciento. "Se vienen demorando obras que arrastramos desde el año pasado. Este mes se estrena Mucho ruido y pocas nueces, que se pautó para el año pasado".Por otro lado, está el problema edilicio. "Hay una paralización también en ese terreno y tenemos problemas serios: los techos del Alvear, donde tenemos una lona salvadora desde hace tres años. Hay filtraciones de agua aquí, en la sala Leopoldo Lugones. Nos anunciaron un pequeño refuerzo, pero hasta el edificio del San Martín, no digo que está colapsado, pero muestra muchas huellas de falta de mantenimiento". Staiff dice que por ahora los números, en el presupuesto de este año, cierran. Siempre y cuando las recaudaciones de los espectáculos ayuden. Eso evitaría las escenas del año anterior, en que después de una función intensa, los actores salían a reconocer, tras las aplausos, que no habían cobrado por su labor. "Peleamos muy duro. Llamamos a funcionarios, reclamamos partidas. Hay 700 personas que trabajan en los cinco teatros y siete escenarios que componen el Complejo. Editamos revistas, libros, un programa de televisión y de radio. La cultura nos obliga a no entregarnos, a permanecer y a pelear". En algún momento, el funcionario recuerda giras internacionales, visitas como la de Kantor o Pina Bausch, el elenco estable. "Una de las cuestiones que me había propuesto cuando volví, en el '98, fue volver a concretar un elenco estable. Quedó pendiente", dice. En otro momento, hace autocrítica. "En lo artístico, era un poco vehemente y autoritario. Sobre todo cuando teníamos el elenco estable. Llamaba al director cuando tenía todo programado. Eso no levantó muchas simpatías hacia mi. Ahora me he democratizado". Todo tiene el tono de una recapitulación del que se desprende el anuncio que deja para el final. "No tengo una fecha planteada -dice-, pero calculo que para mediados del año que viene es hora de que haya un cambio en el cargo de la Dirección General. Y está bien. Es tiempo: habrá que dar las hurras".

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