¿En qué consiste, pues, la situación del escritor de segunda, sino en un solo y gran repudio?
El primer y despiadado repudio se lo aplica el lector común, que terminantemente se niega a gozar de sus obras.
El segundo e infame repudio se lo aplica su propia realidad, que él no supo expresar, siendo copiador e imitador de los maestros.
Pero el tercer repudio y puntapié, el más infamante de todos, le viene de parte del Arte, en el cual quiso refugiarse y que lo desprecia por incapaz e insuficiente.
Y esto ya colma la medida del oprobio.
Aquí empieza ya la completa orfandad.
Witold Gombrowicz
Ferdydurke