Publicado en LOS INROCKUPTIBLES
Desde un principio, mucho antes de que el éxito golpeara a su puerta, Babasónicos se caracterizó por saber explotar un amplio imaginario visual. Así, siempre un paso adelante, el grupo dispuso de las imágenes más ingeniosas al servicio de su música. La primera prueba está en su colorida videografía: esos clips, sobre todo aquellos que fueron consignados al realizador apócrifo Benito Scorza, conforman hoy una verdadera serie de colección. Otra prueba, sin duda, reside en el cuidado de sus escenografías: desde las luces hasta el vestuario, siempre estuvieron atentos a los detalles visuales de sus presentaciones en vivo. Pero, curiosamente, nunca habían aprovechado el formato digital para dar muestras de esta capacidad. Claro que todo eso cambió el mes pasado con el lanzamiento de Luces, un DVD que, a grandes rasgos, se ocupa de reproducir un show que Babasónicos dio en mayo del año pasado en el estadio Luna Park. Diego Tuñón, tecladista de la banda, explica que, si bien los recitales se hacen de momentos irrepetibles, este registro tiene su provecho: “Nunca nos interesaron demasiado los discos en vivo. El show, en todo caso, se vive ahí. Aunque ahora la tecnología ayuda bastante para manipular y reproducir esa situación. Este disco, si bien no es la idea acabada de nuestro show, funciona como una idea piloto de lo que hacemos arriba del escenario. Y, a su vez, sirve para mostrarnos en países a los que nunca fuimos”. El repertorio está basado en Anoche (05), el último trabajo de estudio del grupo (la mitad de los temas interpretados provienen de ese disco). Aunque también se incluye material de sus dos antecesores, Infame (03) y, en menor medida, Jessico (01). Tuñón: “No se hizo una lista especial. Siempre tratamos de dar shows distintos y, en este caso, seguimos el repertorio que mejor estábamos haciendo en ese momento. Luego el director tomó un par de decisiones que resultaron bastante interesantes, un poco inspirado en las viejas películas de rock; quizá no sea tan novedoso, pero sí le da una arritmia propia del cine underground, como las películas de Andy Warhol”.
El show, realizado como una suerte de coronamiento de sus últimos éxitos, no tiene nada inusual con relación a lo que Babasónicos suele mostrar en vivo. Arriba del escenario, se sabe, el aspecto visual suele ser algo superior al aspecto sonoro (aunque aquí la banda consigue adecuarse bastante bien a la compleja infraestructura acústica del estadio). Dárgelos, por su lado, sigue siendo el frontman de pocas palabras que siempre fue: elude todo rasgo de demagogia y se limita, como mucho, a un saludo y a un escueto agradecimiento. El cantante, en todo caso, recurre a las facultades comunicativas del cuerpo: actúa, baila y se mueve sin cesar. Lo suyo, está claro, pasa por lo gestual. A veces, incluso, deja que el público entone algunos estribillos conocidos (Putita o Pendejo). Y, así como no hace falta hablar, tampoco hace falta mostrar lo que pasa del otro lado, detrás del escenario, en los camarines, antes y después del show. “Creo que no hay otro lado. La música termina en ella misma. La banda más ridícula del mundo puede hacer la mejor canción, el resto es anecdótico. Se trata de un mundo irracional del que cada uno interpreta lo que quiere. Cualquiera puede manipular ese lugar. Mostrar la personalidad es un error. Lo mismo que buscar en el público una simpatía desde el lado personal; eso es menospreciar al público. Todo empieza y termina en la música, no en el culto a la personalidad.”
Antes de adentrarse en el concierto, Luces ofrece un breve prólogo donde, a modo de collage, se suceden fragmentos que permiten dilucidar un poco el universo que el grupo fue construyendo durante todos estos años. “Hay cosas que, seguramente debido al caos que nos caracteriza, no han quedado claras a lo largo de nuestra carrera. No toda la gente que hoy nos viene a ver tiene una conciencia histórica de nuestra obra. Daniel Melero nos sugirió hacer una reseña de toda nuestra historia, en la cual usamos material en crudo, imágenes inéditas y cosas que habíamos hecho en Super 8. En el medio, además, hay un texto que describe un poco la interpretación de nuestra obra. Son dieciséis años resumidos en tres minutos.” Ese texto, precisamente, parece justificarlo todo, incluso el crecimiento de la banda y la edición de este DVD. Entre esas líneas, escritas como si fuesen para un manifiesto, puede leerse lo siguiente: “Babasónicos ha depurado sin duda su técnica de fascinación de multitudes. (…) Lo que poco o nada ha cambiado es el espíritu que alienta a este de grupo de conspiradores y su lógica secreta. (…) Babasónicos no ha cedido un centímetro de territorio en su plan de conquista del mundo. Fue el mundo el que, lentamente, en ciertos lugares, en determinados momentos, fue rindiéndose para volverse más babasónico. Luces es el registro de este triunfo”. Tuñón aclara: “Todo esto estaba dentro de nuestras cabezas. Siempre apostamos por la longevidad. Pero esta introducción no es conmemorativa. Simplemente ayuda a que nos interpreten mejor… Hay gente que cree que empezamos con Jessico”.
Así, entre recortes, pueden verse al menos algunos de los mejores videos del rock nacional. El interrogante, entonces, se hace evidente: ¿por qué no reunir todos esos clips y editarlos también en este formato? Pero la respuesta no es tan simple: “El rock, para mí, es una paracultura: sin tratar de enseñar, te enseña; te muestra el otro lado de la vida. A mí el rock me dio muchas referencias, me enseñó sobre literatura y sobre cine, cosas a las que yo no accedía. Nosotros también sentimos que teníamos esa responsabilidad. En nuestros videos, por lo tanto, tratábamos de tener un imaginario ridículo. Después nos dimos cuenta de que los videos no tienen tanta importancia con relación al poder que tiene la música. Algunos clips me han parecido interesantes, pero jamás al nivel que alcanza una película o una canción. El video es algo mínimo, ni siquiera es marketing. Las variables de error son miles: puede pasar cualquier cosa. Nosotros dirigimos nuestro primer video porque faltó el director y ya teníamos todo armado”.
La relación de Babasónicos con el mundo audiovisual, sin embargo, va más allá de los videos y los registros en vivo: unos meses atrás, sin ir más lejos, apareció Las mantenidas sin sueños, la película de Vera Fogwill y Martín De Salvo, cuya banda de sonido estuvo a cargo del grupo. “Las bandas de sonido siempre fueron una influencia importante, sobretodo en la época de Dopádromo, cuando nos interesamos bastante en el spaghetti western. Allí se aborda a la música desde otro lado: entre sus notas intermedias, hay sensaciones de desierto y de desasosiego, hay notas tristes y alegres. Todo se dio de forma natural con Vera: ella nos propuso esto en una época en la que estábamos con tiempo y con ganas. Compusimos en base al guión.”
Por estos días, después de cerrar la producción de los discos de algunos amigos (Carca y Victoria Mil), Babasónicos tiene planeado empezar a trabajar en su noveno álbum, al cual quieren otorgarle cierta singularidad. “Estamos viendo qué formato vamos a darle: no queremos que sea un simple disco. Tenemos mucho tiempo y muchas ideas. Intentaremos recorrer otros caminos y romper estructuras en base a melodías. Hasta ahora nunca repetimos lo que veníamos haciendo, nunca llegamos al convencionalismo del disco. Buscamos escribir la canción que no se haya escrito, aunque la música pop siempre tiene una reminiscencia de algo preexistente. Lo importante en este laberinto es no estar en el mismo lugar que ya estuviste.