Por Agustín Campero
Publicado por EL AMANTE
David Cronenberg nos vuelve a entregar una película de gángsters. Y Promesas del Este bien podría funcionar como un espejo simétrico de su película anterior, Una historia violenta. El personaje principal es casi el mismo, y lo vuelve a representar el excelente Viggo Mortensen. No voy a abundar en el tema de las simetrías porque contribuiría a romper la fantasía propia de cualquiera de sus películas, pero digamos que nuevamente se trata de un mundo equilibrado, amenazado por maldades intrínsecas a ese mundo y a la naturaleza del hombre; y de un héroe con un sentido de misión que ajusta su accionar y la moral del mundo a ese sentido. En Promesas del Este la puesta en escena construye un mundo equilibrado pero tenso, en ningún momento relajado y siempre sometido al contraste entre lo bueno y lo malo. Pero, nuevamente, la ambigüedad. Y nuevamente, la representación: la proyección que de sí mismo y de su papel en el mundo tiene el personaje principal. Llevado al extremo, tanto a través del recorrido literal del personaje de Mortensen, como por las interpretaciones que se pueden hacer a partir de los pequeños hiatos que posibilitan una interpretación acerca de la ambigüedad, el héroe parece afirmar una de las máximas cronembergianas: "La ilusión es lo que vale". Y entonces, más que una película sobre el bien y el mal, Promesas del Este bien podría tratarse de una película acerca de la voluntad de imposición de una ilusión que el héroe le quiere proyectar al mundo.
Eastern Promises
Reino Unido/Canadá/EEUU, 2007, 100', dirigida por David Cronenberg, con Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel, Armin Mueller Stahl, Jerzy Skolimowsky.