Por Walter Kerr
De su libro THE SILENT CLOWNS
"La risa no sólo es un lenguaje universal: es el sonido más hermoso del mundo".
Harold Lloyd
La tentación al escribir acerca de Harold Lloyd es tratar de explicar porqué no es ni Chaplin ni Keaton. Pero ello deja, desde el principio, un dato fuera de la ecuación. El hecho es que, en un sentido estricto, durante la década del 20 Harold Lloyd era más popular que cualquiera de los otros dos comediantes (…), teniendo en cuenta la cantidad de público que asistía a las funciones de sus películas y el dinero que recaudaban.
Incapaz de crear una figura lo suficientemente extraña y ambivalente que funcionara como mito, Lloyd representó, casi sin pensarlo, otro mito ya existente: el mito del buen americano. (…) Y así, trepando hacia la cima como era de esperarse de cualquier buen americano, Lloyd se transformó en un acróbata que podía asustar y poner al borde del asiento a la gente hasta llegar a la risa. Al legitimar esos sustos, la risa que los acompañaba podía ser aceptada como legítima también”.