21/10/08

Antón Chéjov


Hijo de un comerciante que había nacido siervo, Anton Pavlovich Chejov nació en 1860 en Taganrog, una pequeña aldea al sur de Rusia, y murió de tuberculosis en un cuarto de hotel de Badenweiler, Alemania, en 1904.
Para escapar de la pobreza que amenazaba a su familia, en su juventud decidió estudiar medicina pero luego descubrió que escribir le reportaba mayores ganancias y comenzó a publicar relatos y viñetas humorísticas en revistas y periódicos con el seudónimo de Antocha Chejonté. Aunque al principio tomó esta actividad con cierto desdén, la literatura le fue ganando al médico y, si bien nunca abandonó totalmente la medicina, a partir de relatos como La estepa, Ladrones, En el destierro, La sala Nº 6, Relato de un desconocido y La isla de Sajalín, Chéjov se convirtió en uno de los mejores narradores de su generación, en una tierra donde aún gobernaban Dostoievski, Turgueniev y Tolstoi, nada menos.
Luego de su primera y frustrada experiencia juvenil como dramaturgo con Platónov (cuyo original intentó destruir luego de que fuera rechazado por uno de los teatros imperiales de la época, aunque fue felizmente rescatado por su hermano Misha y finalmente descubierto dos décadas más tarde de la muerte del autor), Chéjov escribió Ivánov, que se estrenó en Moscú en 1887 y fue un rotundo fracaso. Tanto que casi provoca su renuncia definitiva a un género que siempre miró con desconfianza: “El teatro es una amante sofisticada, ruidosa, indolente y agotadora”, dijo alguna vez.
Sin embargo, volvió a insistir con la escena y casi a finales de siglo conoció a Konstantín Stanislavski, quien en 1898 representó su obra La gaviota (1896). Esta asociación con el director del Teatro de Arte de Moscú, que se prolongó hasta su muerte, le permitió a Chéjov la representación de sus obras más significativas: Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904). Finalmente fue el teatro, esa “amante sofisticada, ruidosa, indolente y agotadora”, la que le proporcionó a Antón Pavlovich una considerable fortuna, fama mundial y hasta una esposa actriz: Olga Knipper, con quien se casó en 1901 y que lo acompañó hasta su muerte.

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