4/8/09

Del sombrero


Por William Spark
Publicado en CRITICA

"Si pudiera evitar los espejos cuando me lavo los dientes a la mañana, lo haría”, dijo durante la presentación de la película Enemigos públicos dirigida por Michael Mann en Londres. A mucha gente le pasa que no le gusta nada ver su imagen reflejada en un espejo, pero si lo dice alguien que todavía es considerado uno de los actores más atractivos de Hollywood, es extraño.
Aunque la cosa tiene una vuelta más si la dice Johnny Depp, un actor que aun permaneciendo en el mainstream se mantiene al margen de las convenciones. Junto a Christian Bale, Marion Cotillard y Channing Tatum, Depp protagoniza Enemigos públicos, la historia del agente del FBI Melvin Purvis (Bale), perseguidor de dos gángsters americanos, John Dillinger (Depp) y Pretty Boy Floyd (Tatum), en la lucha por frenar la escalada del crimen en el Medio Oeste norteamericano durante los años 30. Y pronto se lo verá como uno de los protagonistas de la versión de Tim Burton –aquel que lo hizo Manos de Tijeras– de Alicia en el país de las maravillas y en la cuarta Piratas del Caribe para el año que viene.
Interesante actor y atractivo personaje, salió una vez más de su vida tranquila en Francia para promocionar una película, y aparece en jeans, camisa blanca y chaleco negro, luciendo su barba tipo chivita y su buen humor de siempre. Es divertido y fácil de tratar.

¿Por qué creés que nos divierte ver películas sobre criminales?
Bueno, ellos se manejan con asuntos con los que nosotros no podemos, especialmente Jesse James, antes de la época de John Dillinger. James fue una especie de precursor de Dillinger. Dillinger, en 1933, cuando los bancos eran el enemigo y J. Edgar Hoover se estaba convirtiendo él mismo en criminal, se plantó desde el lugar de hombre común y dijo “no, no voy a aceptar esto. Voy a tomar lo que creo que es mío”. ¿Está? No sé, ¿tendría que decir algo más?

La escena en la que Dillinger, el hombre más buscado en Norteamérica en ese momento, camina dentro del departamento de policía y pasa totalmente inadvertido, ¿ocurrió realmente?
Es verdadera.

Ok, ésa no es la pregunta.
(Risas) Ok, ésa no es mi respuesta.

Usted es uno de los actores más buscados en el mundo.
¿En serio?

Si tuviera la oportunidad de caminar por un lugar sin ser reconocido, ¿adónde iría?¡Aaah! Dios. Es una muy buena pregunta. ¿Adónde me gustaría ir y ser completamente anónimo? Caminaría por Disneylandia con mis hijos. Eso. Los haría vivir esa sensación, a ellos que no consiguen tener a su padre... papá camina por Disneylandia con ellos y las cosas se ponen raras (risas).

En otros reportajes habló sobre los sombreros, sobre lo mucho que le gustan, y dijo que son como amigos. Tuvo que ponerse unos cuantos en Enemigos públicos. ¿Hizo nuevos amigos?
Sí, hice nuevos amigos, nuevos amigos sombreros.

¿Cuál fue su favorito?
Hubo varios muy lindos. Un tipo en Chicago hizo sombreros para la película, un artista. La cuestión sobre los sombreros, los trajes, los sobretodos, el vestuario completo, lo que me gusta es lo que se supone que representan. Los tiempos eran tan diferentes. Todavía había cierta inocencia. Todavía había algunas posibilidades. Todos se esforzaban, con sus sombreros, sobretodos y corbatas. Siempre sentí como si debería haber nacido en esos tiempos; pero aparentemente no fue así. Y sin embargo no estuve lejos.

En la película, Dillinger se ve muy cómodo siendo el foco de los medios. ¿Se siente igualmente cómodo con ese escrutinio, en la vida real?
Bueno, con lo que me siento infinitamente más cómodo es con el esfuerzo de hacer el papel, y con el proceso de trabajo colectivo. Hacer la película, básicamente. Después, hay otras cosas que van con eso que creo que nunca voy a entender, pero lo entiendo como parte de la actuación. Hay cierta dosis de atención que se supone viene con eso. La alternativa es una resistencia real. John Dillinger, creo que como cualquiera con sangre americana, agarró la pelota y corrió con ella. No es muy diferente de lo que pasó conmigo hace mucho tiempo. Agarrás la pelota y vas lo más rápido que puedas hasta que alguien te dice “bueno, pibe. Estás hecho. Salí de la carrera”. Creo que eso es lo que pasó con Dillinger. Pero Dillinger sabía que el reloj corría. Su situación era muchísimo más grave que la mía. Él sabía que tenía muy poco tiempo y estaba en paz con eso. Fue una especie de figura existencial extrema. Se movía hacia adelante constantemente y nunca volvía hacia atrás.

¿Cómo trabajó su papel en Alicia en el país de las maravillas? ¿Usó el libro o tomó algo de afuera para su personaje?
Bueno, obviamente está el libro. Es la base para todo. Hay pequeños misterios, claves en el libro que encuentro fascinantes y que fueron llaves para al menos mi entendimiento del Sombrerero Loco, como cuando él dice “estoy investigando lo que empieza con la letra M”. Eso fue enorme para mí, porque cuando empezás a escarbar un poco en la historia de los sombrereros (hatter, en inglés), también conocés el origen de esa frase “mad as a hatter” (literalmente, “loco como un sombrerero“, pero se traduciría como “loco de remate”). Y hay una razón para eso y es el envenenamiento con mercurio (en el siglo XIX se usaban compuestos de mercurio en la fabricación de los sombreros de fieltro y piel, para eliminar bacterias y que no se pudrieran, por eso a la intoxicación con mercurio y las alteraciones que causaba se la conocía como “la enfermedad del sombrerero”). Encontré qué era M y por qué se volvían chiflados. Entonces esa pequeña clave se convirtió en algo grande. Y se me ocurrió cómo creía que el tipo tenía que lucir. Hice unos dibujitos raros y unas acuarelas y se las mostré a Tim (Burton), y él me mostró a mí sus dibujitos raros y sus acuarelas, y no eran muy diferentes (risas). Podías ponerlos juntos y combinaban bien. Hay un montón de color y brillo, y después desaturación en el Sombrerero. Imagino que es como esos anillos que cambian de color con la temperatura del cuerpo y que dicen que refleja el estado de ánimo.

¿Qué es tan especial en su relación con Burton? ¿Es que lo deja hacer todo lo que te gustaría como actor?
Bueno, lo más especial es que por suerte él me dio unos siete trabajos. Eso es lo más asombroso. Y estoy pensando en el número ocho y el nueve. No hay una definición más concreta de lo que pasa entre nosotros que cierta clase de conexión, de entendimiento, que Tim y yo tenemos, en la mayor parte de los casos, sin hablar. La mayoría de la gente cuando escucha a Tim dirigiéndome o cuando charlamos sobre el personaje o algo en el set, se queda perpleja. Completamente desconcertada. No entienden de qué hablamos. De hecho, un tipo una vez se me acercó después de vernos hablar por diez minutos y dijo: “No entendí una palabra de lo que dijeron”. No sé. Es una de esas cosas sobre las que no te hacés preguntas, pero seguramente amo a Tim.

¿Alguna vez fantaseó con el papel de Robin Hood, robándoles a los ricos para darles a los pobres?
Es lo que estuve fantaseando por veinticinco años (risas). Es verdad. Empecé estampando remeras de seda. Vendí lapiceras. Trabajé en la construcción. En una estación de gas, en el surtidor. Fui mecánico por un tiempo. Entré por alcantarillas, bajé a las cloacas. Tuve montones de roles desagradables. En algún momento, alrededor de 1986, empecé a despojar al rico.

Hablemos de cuestiones relacionadas con la película...
¿De cuál película?

Mencionó antes algo así como que en el lugar y el tiempo donde Dillinger vivía los hombres eran todavía hombres. ¿Qué quiso decir sobre eso? ¿Y cuán involucrado está en la comunidad en la que vive en Francia?
Bueno... no necesariamente el lugar, pero sí aquel tiempo. Los años 20, 30, 40. De lo que sea que hables, sea moda, trabajo o arte, en cualquier cosa que hicieran los hombres, lo que hicieran las mujeres, había un fuerte sentido de quién era quién y qué era qué. Creo que como somos ahora… supongo que la mejor manera de decirlo es que había individuos en aquel entonces. Hoy parece que las personas son mucho menos individuos, mucho menos que lo que eran en aquel tiempo. La mayoría de los chicos se viste como el pibe de la otra cuadra y todos hablan con una especie de jerga. Pero después, tenías a Cab Calloway, Harry The Hipster Gibson, Mez Mezzrow. Hoy, hemos tenido nuestros distintos. Hemos tenido un Tom Waits, un Hunter Thompson y un Bob Dylan. Pero son infinitamente más esporádicos, en mi opinión.

Sorprende que haya vivido en Francia tanto tiempo y no haya hecho una película allí. ¿Tiene planes de filmar en Francia?
Bueno, mi tarjeta de baile (N. de la R: antiguamente, las damas anotaban en sus tarjetas de baile las invitaciones de sus pretendientes a bailar cada pieza) está un poquito llena, pero tengo planes de, algún día, trabajar más en Francia. Trabajé en una película que llamo “aquella impronunciable” (Ils se marièrent et eurent beaucoup d'enfants), de un tipo llamado Yvan Attal, con Charlotte Gainsbourg (la esposa de Attal). Tuve una parte chiquita. Fue divertido hacer escenas en Francia. En términos de la comunidad en la que vivo, hemos hecho cosas, pero en la mayor parte de los lugares en los que estuve por un tiempo, no sé ni en qué huso horario estoy. De verdad. Podría estar en Puerto Rico ahora. Todavía tengo esas cosas (risas).

Dice que se sentiría cómodo en la era de John Dillinger. ¿Cree que él se sentiría cómodo en estos tiempos o como pato fuera del agua?
Probablemente saldría corriendo, gritando. Es tan grande el mundo, ahora. Estoy shockeado por las cosas que veo. Por las cosas disponibles en internet. Por las cosas que la tecnología promete para dentro de un par de años. Hay cosas fantásticas y cosas que dan miedo, las posibilidades que ofrecen. Puedo escuchar Albert Einstein en algún lugar de mi cabeza, diciendo: “No sé con qué se va a luchar en la tercera guerra mundial, pero sé con qué va a ser la cuarta, con palos y piedras”. Sí, creo que Dillinger saldría corriendo.

Su Dillinger es un hombre con sentido delhumor. ¿Estaba en el guión? ¿Era realmente un tipo con sentido del humor o lo agregó?
Sí, él era un hombre con sentido del humor y yo particularmente siempre absorbo el humor. Siempre que pueda escarbar en algo que encuentro potencialmente interesante o divertido, hago todo lo que puedo por hacerlo salir. Pero además él, definitivamente, tenía sentido del humor. Fue un tipo que podía ir a la Feria Mundial en la cima de su notoriedad, cuando era enemigo número uno, en 1933. Y fue a la Feria Mundial con su camarita automática Brownie, se la dio a un policía y le dijo: “¿Podría hacerme una foto con mis novias?” Eso es un tipo con sentido del humor. Y también, a la vez, tenía esa extraordinaria perspectiva que yo decía antes, sabía que el reloj daba vueltas, que su tiempo se iba, que no había mucho más para hacer. En todo caso, él iba a hacer lo mejor que pudiera. Era asombroso.

¿Qué puede decir del trabajo con cámaras HD, que es nuevo para usted? También querría preguntar en qué situación se encuentra (la remake fílmica de la famosa serie de los 60) Dark Shadows.
Se está haciendo. Tim está con Alicia en el país de las maravillas, que es obviamente mucho más trabajo. Entonces, cuando él termine con Alicia… y tengamos el guión, lo cual está muy, muy cerca, probablamente vamos a arremeter con eso, el año próximo. Me entusiasma mucho. Es un largo sueño para mí.

El productor Richard Zanuck dijo que usted es dueño de los derechos y que estuvo fascinado con esa historia toda su vida.
Adoraba ese programa cuando era chico, estaba obsesionado con Barnabas Collins. Tengo fotos abrazando los pósters de Barnabas Collins cuando tenía cinco o seis años. Estoy muy entusiasmado con hacerlo. Con respecto a la cámara HD, hace algunos años trabajé en la película de Robert Rodriguez, Érase una vez en México, que era con HD. Ésa fue mi primera experiencia. Lo que puedo decir es que la calidad es muy buena. Requiere mucha menos luz. Hay mucho bueno para decir. Es un tape de 52 minutos, te podés dejar llevar. Nadie tiene que decir que cortes. Podés inventar hasta quedarte dormido. Todo eso es bueno, pero yo todavía amo la textura del cine. Sea en 35 milímetros, o 16, 8 o súper 8, que lo amo. Amo el grano. Si me dieran a elegir, filmaría todo en Kodachrome.

Dillinger fue un signo de los tiempos durante la Gran Depresión. En este contexto de recesión, ¿siente que hay un lugar y un tiempo para un Dillinger, un bandido que alcanza un estatus heroico? Y, como estrella de Hollywood, ¿siente la recesión? ¿Cómo?
Sí, claro. Entra en tu mundo. Lo pude comprobar en varios niveles. Quiero decir que soy, afortunadamente, un privilegiado y me siento muy afortunado de tener trabajo, y mis hijos no tienen que vivir el sufrimiento de tantas cosas horrorosas que ocurren hoy. Soy muy afortunado.

¿Y qué piensa de que haya lugar para algún tipo de Dillinger de estos tiempos?
No sé. No sé si podríamos generar la misma clase de personaje, nunca más. No creo que Dillinger saliera a matar a alguien. Creo que solo salía a tomar lo que sentía que era, con todo derecho, suyo. Quería su paga. Creo que hoy hemos ido tan lejos tecnológicamente y también emocionalmente y psicológicamente... quiero decir, hoy suceden un montón de crímenes y otro tipo de cosas. A la gente no le importa ir presa. No le importan las consecuencias. Van y hacen lo que hacen y no les importa si lastiman a alguien. Es un tiempo muy, muy diferente. No sé. Tiene que haber alguien por ahí con ganas de ponerse de pie e intentarlo, pero no sé si como especie somos lo mismo que fuimos.

Entonces, el mercurio era una enfermedad que afectaba a los sombrereros.
Envenenamiento con mercurio. Había mercurio en el pegamento. Y entonces se empezaban a caer un poco de costado (risas).

¿Se está haciendo Piratas 4?
Viene bien. Estamos tratando de tener el guión y estar seguros de lo que hay que hacer.

¿Algún comentario sobre Megan Fox, que dijo que quería ser su esposa?
¿En serio? ¿Dónde está? Eso fue muy dulce. Muy dulce.

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