4/8/09

El galán freak


Un paso importante para estar en el ojo público definitivamente, con cartel de ídolo de adolescentes incluido, fue protagonizar durante cuatro temporadas la serie Comando especial –21 Jump Street, para citar el nombre original– cuando finalizaba la década de los 80. La televisión siempre ayuda. Johnny Depp, joven galán nacido en el sureño estado de Kentucky y criado bajo el sol de Florida –su familia se mudó cuando él tenía siete años–, ya había sido una de las víctimas de Freddy Kruger. Pavada de admisión en la industria del cine. Corría el año 1984 y Pesadilla en Elm Street fue un éxito. Años después, ya con los títulos –de clásico, el film, y de estrella, el actor–, reapareció en la última entrega de aquella saga de terror. El dato anecdótico de sus comienzos es que Nicolas Cage fue quien lo convenció para ir a una audición de la película. Hasta ese momento Depp había integrado diversos grupos de rock, alcanzando con The Kids un éxito relativamente significativo. En aquellos jóvenes años 80, decidido a emprender el camino actoral, impresionó en una de tantas audiciones al mismísimo Oliver Stone. El director lo incluyó en el casting de Pelotón (Platoon). En 1990, Depp volvió al cine despertando la atención de la crítica con la película Cry Baby. Pero en ese año se encontró con el papel que lo catapultaría al rango de superestrella. Bajo las órdenes de Tim Burton interpretó a El joven Manos de Tijeras, un entrañable papel. Depp era el más joven de cuatro hermanos, el mimado; y continuaría siéndolo, pero esta vez por su labor en el cine. Mostró versatilidad y acumuló títulos como ¿A quién ama Gilbert Grape? o Sueños en Arizona de Emir kusturica. Eran tiempos en que Depp era muy solicitado. Volvió a colaborar con Burton en otras tres películas: Ed Wood, en 1994, La leyenda del jinete sin cabeza, en 99 y, en 2005, Charlie y la fábrica de chocolate. Ese año también participó de Descubriendo el país de nunca jamás con Kate Winslet. Promediando los 90 era común que las revistas del corazón llenaran sus páginas contando su relación con hermosas celebridades como Winona Ryder –se recuerda mucho el tatuaje con su nombre que Johnny se borró del brazo tras la ruptura– y Kate Moss. Su propia belleza era objeto de culto y sigue siéndolo. Prueba de ello es su permanente presencia a la vanguardia de listas como “los cien actores más sexies de Hollywood” y siempre estar peleando el título de “el hombre más sexy del mundo”. Aún hoy disputa el primer puesto frente a cualquier carilindo novato. Pero no es sólo de su apariencia de lo que vive Depp. Por ejemplo, debutó como director en 1997 con The Brave, una película que escribió junto a su hermano y que protagonizó. El film llegó a ser nominado a la Palma de Oro en Cannes. La larga lista de trabajos es vasta. A la hora señalada, con Christopher Walken (1995), se estrenó el mismo año en el que se lo vio encarnando a un romántico empedernido en Don Juan de Marco, con Marlon Brando a su lado. En el 98 apareció en el papel del creador del periodismo gonzo, Hunter Thompson, en Pánico y locura en Las Vegas protagonizada junto a Benicio del Toro. Gran interpretación, dijo la crítica, metiéndose en la piel de un personaje complejo. Como lo había hecho un año antes junto a Al Pacino en Donnie Brasco, haciendo de aprendiz de mafioso. El hábil actor de mirada franca y sonrisa esquiva para los fotógrafos elige papeles, en apariencia, hechos a su medida. En el memorable rol del capitán pirata Jack Sparrow, se “come” las películas de Piratas del Caribe tanto en La maldición del Perla Negra (2003), El cofre del hombre muerto (2006) como En el fin del mundo (2007). Vive en Francia con su hija Lily Rose y su hijo Jack– 10 y 7 años respectivamente–, junto a su esposa, la cantante francesa Vanessa Paradis. Filma dos secuelas de la exitosa Sin City, de Frank Miller y Robert Rodriguez, además de Alicia en el país de las maravillas con Tim Burton.

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