Por Eduardo Febbro (Desde Atenas)
Publicado en PAGINA 12
Afuera el primer ministro griego Giorgos Papandreu, reemplazado por un emisario del sistema bancario. Afuera el presidente del Consejo Italiano, Silvio Berlusconi, reemplazado por otro tecnócrata interlocutor del sistema financiero. La crisis de la deuda se cobró más que estas dos víctimas: en España se modificó la agenda electoral, en Portugal los partidos implementaron reformas dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, en Irlanda el desastre condujo al mismo callejón. La democracia europea se convirtió en una democracia bancaria. El diputado y economista alemán Michael Schlecht, responsable del grupo parlamentario del partido Die Linke, La Izquierda, analiza en esta entrevista el trastorno de las democracias europeas y denuncia el papel que ha desempeñado el capitalismo alemán en esta megacrisis. Para Michael Schlecht, la democracia se está esfumando del Viejo Continente.
La democracia europea la están construyendo los bancos, no los electores que deciden por una mayoría. Más allá de lo que pensemos de ellos, Papandreu y Berlusconi son las víctimas más recientes de esta nueva doctrina.
La respuesta es muy simple. La democracia está desapareciendo día tras día en Europa. Por ejemplo, cuando el pasado 5 de junio se organizaron las elecciones en Portugal, la Troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo, Unión Europea) pidió a los dos partidos políticos portugueses que podían ganar las elecciones que firmaran un acuerdo, mediante el cual se comprometían a implementar las condiciones impuestas por la Troika. Ahora eso ocurrió con Grecia y le toca el turno a Italia. Por consiguiente, se puede decir que los portugueses no tuvieron elecciones verdaderamente libres. Se usó un arma contra ellos. En realidad, con esta política europea, Alemania está defendiendo con uñas y dientes los intereses financieros, los intereses del mercado. El gobierno de Angela Merkel tiene una actitud muy agresiva en este punto. Es una agresión sin tanques. Pero el resultado es el mismo.
Ello equivale a decir que Alemania es hoy la gran policía financiera de Europa. Alemania, junto con Francia, ha sido la avanzada del reemplazo de poderes surgidos de las urnas por tecnócratas teledirigidos por los bancos.
Alemania dando su acuerdo a lo que está ocurriendo. Alemania está preparando el terreno porque tiene un excedente de exportaciones mucho más grande que sus importaciones. En los últimos diez años el excedente alemán alcanzó un trillón de euros. Por otra parte, este excedente gigantesco acarrea una contrapartida del otro lado: hace que la deuda crezca en los países importadores. El 50 o 60 por ciento de la deuda creada por esta política alemana aparece en las cuentas de los demás países de Europa. Todos hablan de la deuda en Europa, pero nadie dice nada sobre el país que gana mucho con esa deuda. Y ese país es Alemania. La deuda de los países europeos es el resultado de la política alemana en el Viejo Continente. El núcleo de esta política es el dumping de los salarios. En los últimos diez años tuvimos un dumping salarial que llega al 5 por ciento, y ello sin tener en cuenta la inflación. Ningún otro país de Europa conoce una situación semejante derivada del dumping salarial. Esta política de dumping equivale a poner una ametralladora en las manos de los capitalistas alemanes. Es un arma muy destructora. En el siglo pasado, Europa estaba arrasada por tanques alemanes. Ahora está arrasada por la política de Angela Merkel.
La desaparición de la democracia en Europa es un hecho considerable. El Viejo Continente es la cuna de la democracia. Es un ejemplo pésimo para el mundo. ¿Acaso no es el fin del poder y de los valores de Europa sobre el resto del planeta?
Veremos qué nos dice el futuro. Creo que el año próximo los pueblos de Europa pueden luchar y levantarse en defensa de los intereses de la democracia y contra los mercados financieros. Ahí tendremos una posibilidad de restablecer la democracia en Europa. Esa es la lucha de la izquierda alemana en ese momento.
¿Cree usted realmente que habrá un pueblo mayoritario dispuesto a plantear la lucha? ¿Acaso no es demasiado tarde, acaso la ideología del consumo no adormeció las conciencias?
Creo que bajo las condiciones que existen hoy podemos ver el surgimiento de movimientos sociales fuertes, como ocurrió en Grecia. La situación que encontramos en Alemania incita a ello. La historia está abierta para que la escriban los pueblos.
¿Qué le ha ocurrido a la socialdemocracia europea? Pese a que su enemigo ideológico, el liberalismo a ultranza, cometió todos los errores posibles y hundió al planeta, el discurso de la socialdemocracia no cuaja, no genera confianza. ¿Es una crisis de la socialdemocracia o una crisis del electorado?
Las dos cosas. Estoy convencido de que dentro de un futuro inmediato tendremos una explosión en la Eurozona. Tenemos que escribir en los libros de historia que los socialdemócratas alemanes, junto al Partido Verde, fueron el poder político que generó las medidas que conducen al fin del euro. Los socialdemócratas y los verdes iniciaron el dumping salarial. Esa política es la responsable de lo que ocurre hoy. Reconozco el drama total que hay en este momento en Europa por culpa de esta situación. Durante muchos, muchos años, fue necesario que en Europa central hubiese guerras y muerte. Después de 1945 y por primera vez en la historia tuvimos 70 años de paz, lo que es totalmente anormal. La paz en este continente es una anomalía. Si recorremos la historia de Europa veremos que nunca antes tuvimos 70 años de paz seguidos. Ahora bien, esta paz es el resultado de los intercambios de ideas y de mercaderías que se llevaron a cabo bajo el techo de la construcción europea. Pero si este techo se rompe y se cae sobre la cabeza de los pueblos la situación se vuelve muy inquietante, peligrosa. Tal vez volvamos a lo mismo. Vamos a tratar de mejorar el movimiento de izquierda bajo estas nuevas condiciones, vamos a explicar mejor nuestra política para ganar la batalla.