4/7/12

Jean Genet

Por Pablo Lettieri

Contradictorio feroz y, a la vez, consecuente con su forma radical de percibir el mundo y de vivirlo, Jean Genet es uno de los autores franceses más relevantes del siglo pasado. Nació en París en 1910 de padre desconocido y su madre, una prostituta, lo abandonó antes de cumplir un año. La necesidad lo condujo al robo y a la prostitución. Pasó varias veces por la cárcel, donde comenzó a escribir. Tras diez condenas consecutivas, sólo la intervención de Sartre, Picasso y Cocteau pudo salvarlo de la cadena perpetua. Su primera novela, Nuestra Señora de las flores, recoge buena parte de su vida marginal, como la autobiográfica El diario de un ladrón, a la que le siguieron El milagro de la rosa, Querelle de Brest y Pompas fúnebres. En 1947, escribió su primera y más emblemática pieza para el teatro, Las criadas, que junto con Alta vigilancia, El balcón, Los negros y Los biombos lo situaron como digno continuador de las ideas de Artaud y su teatro de la crueldad. A partir de los años sesenta, defendió los derechos de los prisioneros y los inmigrantes, e hizo suyas causas como la de los Panteras Negras y la de los palestinos. Casi olvidado, fue hallado muerto en 1986, probablemente por un traumatismo tras una caída fatal, y enterrado en el cementerio español de Larache, en Marruecos. Witold Gombrowicz, que lo conoció y admiró, escribió: “Genet es capaz de convertir la fealdad en belleza, y lo sórdido y siniestro en poesía”. 

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