Hay que reconocerle algo: Mauricio Macri intentó mantener la sonrisa durante toda la entrevista. Eso, pese a que Matías Martin no titubeó en hacerle preguntas incisivas, cuestionó sus respuestas con sinceridad brutal y derrumbó cada una de las estratagemas discursivas del jefe de Gobierno porteño, esas en las que se especializan los políticos para hablar mucho sin decir nada.
Ambos estaban a punto de subir al micro que los llevaría a recorrer la Ciudad mientras se hacía el reportaje. Macri hablaba con el chofer, cuando Matías Martin le preguntó por la conversación. “Me dijo si se podía hacer algo para podar los árboles”. Entonces el periodista inquirió: “¿Podar árboles? ¿Recibís reclamos todos los días?”
“Sí, pero está bueno –le respondió Macri-. Si te reclaman es porque ven que estás haciendo…”. Fue en ese segundo, que Martin, rápido, le retrucó: “No, si te reclaman es porque hay cosas por hacer”. Así arrancó la nota…
El viaje transcurrió sobre el micro, uno de esos de doble piso sin techo que suelen dar vueltas por el centro porteño, y nos recuerdan que en definitiva también somos parte del primer mundo.
“Estamos llegando a Santa Fe y Juan B. Justo. Ponete el salvavidas”, le dijo el notero a Macri y lanzó, como al pasar: “Once kilómetros de subte”. “Diez kilómetros al año”, sumó el jefe de Gobierno. “¿Qué pasó?”, cuestionó Martin
“Es que hay que tener financiamiento internacional y si el Gobierno nacional decide que la Ciudad no puede tener…”, se justificaba en funcionario y el cronista lo interrumpió: “No empieces a echarle la culpa a los demás”. Macri aseguraba que era “la verdad” y le dijo “¿Qué querés, que te mienta?”.
Otra vez, rápido, Matías Martin puso blanco sobre negro de una forma muy clara: “¿Y para qué prometés algo que no depende de vos? Es como si yo le prometo a un amigo que se va a curtir a Cameron Díaz y después le diga ‘¿sabés qué pasa?, ella no quiso’”.
En ese momento, y para empeorar la situación, un taxista que manejaba junto al micro donde iba el funcionario, y que llevaba un minuto bajando el pulgar para demostrar su desaprobación al hombre del bigote, se bajó de su vehículo y le gritó: “Macri, volvé a Boca. En la Ciudad no la pegás hermano”.
Luego, Martin cuestionó al jefe de Gobierno por “fomentar la división”, en particular en la cuestión de la salud pública: “ Fomentás la divisióncuando hablás de que vienen de la Provincia a atenderse a (los hospitales) en la Capital, como si fueran dos mundos paralelos: la provincia y la capital. Y no fuéramos todos argentinos”.
Para el jefe de la Comuna porteña, son los números los que justifican su postura: “El 70 por ciento de las personas que se atienden en los hospitales no son de la Capital”, aseguró Macri. Entonces, Matías Martin aprovechó para sondear: “El extranjero, ¿está bien que se atienda en hospitales públicos?” y Macri arguyó: “Sin pagar, no. Me parece un abuso”.
El reportaje continuó con las dudas sobre la posición de Macri en cuanto al matrimonio entre personas del mismo sexo, donde el funcionario habló de una “unión conyugal o unión civil plena” adonde se de “la posibilidad de que si un señor vive con una persona muchos años el Estado pueda amparar sus derechos”, aunque sobre la palabra matrimonio no tomó una postura del todo clara.
Tras el corto pero tormentoso viaje, ambos siguieron la nota en el despacho del jefe de Gobierno, en la sede comunal. Macri, sentado en un sillón, comenzó: “He tenido muchísimas más limitaciones de las que he querido, en términos de presupuesto, de ésta señora de acá enfrente –por Cristina Kirchner-, pero igual cada día…”
Matías Martin, quien no le dejó pasar una, volvió a remarcarle: “Vos te das cuenta que sos muy despectivo cuando decís ‘esta señora de acá enfrente’. Partís de una base conciliadora que no demostrás en ningún momento”.
Truco, póker, chancho. El jefe de Gobierno venía perdiendo en todas y ya visiblemente fastidiado espetó: “Uy dale, cómo estás Matías… me dijeron que iba a ser un reportaje más de la vida y no tan político. Pero veo que estás copado con la política”.
“Me copé, sí, ¿viste?”, respondió Martin sin intimidarse. Mauricio Macri lo miró, desde su sillón, y esbozó una mueca. Hay que reconocerle algo: pese a todo, trató de sonreir.