Por Pablo Lettieri
Publicado en TEATRO
La primera escena de Shopping and fucking muestra a un personaje vomitando sobre el escenario. Esa incómoda imagen inicial es rápidamente superada por otras más perturbadoras aún: encuentros sexuales de violencia extrema, consumo de drogas duras, apelaciones frecuentes a la tortura psicológica y física. A partir de estos recursos, el británico Mark Ravenhill logró conmover la escena europea, en especial la alemana, a partir de la versión del reputado director Thomas Ostermeier. Enrolado en la corriente autodenominada In Yer Face junto con autores como Anthony Neilson, Patrick Marber o la malograda Sarah Kane, que en los noventa se propusieron “escupir en la cara” del espectador aquello que no quería ver u oír, a Ravenhill se lo considera un autor “explícito”. Al punto de que los teatros tuvieran que advertir al espectador con la consabida cláusula: “contiene escenas pueden herir la sensibilidad”. Pero más allá de la crudeza visual –y también verbal– que exhiben sus obras, de la sordidez del entorno, de la degradación moral en la que están irremediablemente prisioneras sus criaturas, éstas nunca renuncian a sus sueños. Por muy hundidos que se encuentren en un contexto donde la violencia aparece como el único vehículo para conmover cuerpos anestesiados por el consumo exacerbado, sus seres no abandonan la voluntad por enfrentarse sin complacencias a las grandes preguntas sobre el amor, el sexo o la muerte. Esas señas de identidad dramáticas otorgan al teatro de Ravenhill un registro poético superador de la tan promocionada trasgresión a la que invitan sus violentas ficciones escénicas.
Shopping and fucking y otras piezas teatrales
Mark Ravenhill. Traducción de Gastón Sironi. Estudio crítico de Cipriano Argüello Pitt. Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2009, 304 páginas.