29/7/11

Aparentar antes que ser

Por Pablo Lettieri

Hay quienes afirman que, para delinear a su inmortal Monsieur Jourdain, Molière se inspiró en un tal Gandorin, sombrerero que vivía en París y que había enloquecido a causa de sus delirios de grandeza. Parece que el hombre, un comerciante adinerado, terminó malvendiendo su negocio y empobreciendo a su familia con el único fin de obtener un título de nobleza. Otras fuentes, aunque de manera un tanto imprudente, arriesgan que era nada menos que Colbert, el poderoso ministro del Rey Sol, quien se escondía detrás del personaje. Suponen que su origen humilde lo avergonzaba de tal modo que, a pesar de ser el gran reformador del estado francés, no hallaba consuelo a su condición plebeya y por ello fantaseaba con antepasados aristocráticos inexistentes.

De cualquier manera poco importa, pues Jourdain representa un tipo humano que ha seguido reencarnándose hasta nuestros días: el que prefiere aparentar antes que ser. Ese que, dominado por la pasión de ascender socialmente a cualquier costo, resigna todas las demás pasiones y es capaz de caer en las formas más ridículas de la impostura. Y hasta de provocar el pesar de sus afectos más cercanos y verdaderos.

El tema, como se ve, es de todas las épocas. Y no es, por cierto, ajeno a la nuestra.

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