28/7/11

Hamlet y nosotros

“El teatro es la trampa en la que atraparé la conciencia del rey”.

Hamlet
Acto 2, Escena III


Como bien dice el crítico Luis Gregorich, “Hamlet no es sólo la obra más conocida y estimada de Shakespeare, sino que es probable que sea la obra de teatro por excelencia, imposible de comparar con cualquier otra, pasada, presente o futura”.
Pero el carácter casi sagrado del que goza no debe impedir al espectador aceptar la invitación más trascendente que propone el autor: la de volver a convertirse en su cómplice. Para compartir su prodigioso conocimiento de un proceso dramático que ha trascendido el desgaste del tiempo. Para dejarse atrapar nuevamente por una trama sangrienta y perturbadora capaz de fascinar al universo entero durante siglos.
Más allá de las incesantes y variadas reflexiones a las que nos ha obligado, es posible descifrar esta obra de la misma manera que es posible descifrar nuestro mundo.
Tal vez sólo sea necesario que no nos cubramos la cara para ver lo que nos dice.
Porque en Hamlet hay algo de nosotros mismos.


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