Algunas madres también se mueren, el flamante libro de Inés Ulanovsky editado en el marco de la colección Confesiones de Capital Intelectal, es un pequeño tratado sobre la el amor, la belleza y la felicidad. Es, también, un ejercicio catártico, un desahogo literario en forma de crónicas entrañables, una despedida emotiva, un retrato íntimo de la relación entre Inés y su madre y también de Inés, su madre, su padre y su hermana. Su familia nuclear (y talentosa). O, como ellos se autodefinían (se autodefinen), "los nosotritos".
La mamá de Inés era (es) Marta Merkin, periodista, escritora y fotógrafa, talentosísima y muy querida por muchos colegas, fallecida en 2005. Allí están las palabras de Juan Sasturain en el epílogo de esta edición: "(...) Nos hemos reído mucho con ella. Hemos disfrutado –todos sus infinitos amigos y conocidos- con su amistad, su filoso humor, su maravillosa inteligencia (...)".
El papá de Inés es el gran Carlos Ulanovsky, un periodista talentoso, cálido, respetado y reconocido. Un referente ineludible en el periodismo argentino (para muchos, el más importante), y autor de libros hondos como Seamos felices mientras estamos aquí (sus crónicas del exilio en México), o la flamante (auto) biografía de Tato Bores, entre muchísimos otros.
La hermana de Inés es Julieta Ulanovsky, prestigiosa diseñadora gráfica (ZkySky su estudio de diseño en sociedad con Valeria Dulitzky, es ejemplar) y talentosa bajista y cantante, fundadora del grupo Rosal y, actualmente, al frente de La Musical Mexicana.
Inés, por su parte, ha desarrollado una carrera ligada a la imagen, como fotógrafa de Clarín, como investigadora y curadora del proyecto Fotos tuyas (en base a fotografías de familiares de desaparecidos), como coordinadora de la Fototeca de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina y del Archivo Nacional de la Memoria. Además, junto a Julieta, realizaron El libro de los colectivos, un fantástico tratado gráfico sobre los bondis porteños.
Algunas madres también se mueren es el primer libro de Inés como escritora. Y es sencillamente maravilloso. Es uno de esos libros que te cierran la garganta, te arrancan lágrimas y, en medio de esa emoción te provoca risas y carcajadas. Una montaña rusa emocional, a partir de recuerdos íntimos y personales, pero también universales. La anécdota como eje formal de un relato que encuentra en el humor un respiro para las angustia de una pérdida irremediable y fatal.
A principios de 2002, Daniel Riera lanzó una hermosa edición diseñada por Alejandra Bliffeld de apenas cien ejemplares numerados de Vas a extrañarlo, porque es justo (Editorial Meridion), un libro tan entrañable como éste que escribió Inés Ulanovsky, donde se despedía de su padre, Aurelio Juan Riera. "La historia que necesito contar ahora no es de ficción, es la historia de mi padre o, mejor dicho, la historia de su vida como mi padre, que es a la vez, inevitablemente, la historia de mi vida", explicaba Riera. Hermanados en la temática, en el talento y en la sensibilidad, comparten un espacio especial en mi biblioteca. Entre los libros de un cariño profundo, perpetuo y trascendental.