13.01.2011
Camino a sus 50 años, el Odin Teatret continúa siendo un referente para el "Tercer Teatro", concepto acuñado por su director Eugenio Barba para aludir a todos aquellos que intentan construir su propio saber escénico alejados de los grandes centros de cultura. Italiano de origen, Barba ha liderado junto al Odin una de las prácticas teatrales más renovadoras e influyentes en la escena del siglo XX. Se marchó de su país siendo muy joven, y tras viajes y oficios varios, se convirtió en asistente y discípulo del director polaco Jerzy Grotowski, señera figura del teatro experimental. Este recorrido por su vida y formación en la dirección es el hilo conductor de su nuevo libro Quemar la casa. Orígenes de un director.
"Un director o un actor respira y hace vivir su oficio a través de dos pulmones. El primero es la técnica, el conocimiento absorbido en su cuerpo y pensamiento a través de la práctica; el segundo pulmón es su biografía. Cuando decidí escribir cómo funciona el pulmón de mi técnica de director, tuve también que explicar los motores de mi segundo pulmón: algunos episodios de mi vida", explica el director.
Eugenio Barba visitó por primera vez América en 1976 y a partir de ahí comenzó una larga conexión con grupos y teatristas latinoamericanos. Intercambios, talleres, festivales, congresos, son algunas de las maneras en que se han retroalimentado ambas partes. Sobre el valor de este lazo y su vigencia intacta, reflexiona Barba: "El teatro es una cuestión de vida o muerte de algo esencial en mí. Me doy cuenta de cuán ridículas suenan estas palabras. Ahora, en América Latina, he encontrado y aún encuentro hombres y mujeres para los cuales el teatro representa una solución existencial además de ser un oficio artístico. Esto pasa también en Europa pero, hoy, en grado menor".
En 2010 un hecho sacudió al Odin, el fallecimiento del actor fundador Torgeir Wethal. Su muerte conmovió a los colegas de tantos años y a la vez les planteó un importante reto: debían reajustar, no solo la obra en ensayo, sino todo el repertorio. "La muerte de Torgeir, que fundó conmigo el Odin Teatret en Oslo en 1964, fue rápida y al mismo tiempo noble. En pocos meses el cáncer lo devastó, sin embargo él continuó ensayando La vida crónica hasta algunos días antes de su fin. Tuvimos que cambiar cuatro espectáculos durante su enfermedad, para que su muerte no significara también la desaparición del grupo. Fue un proceso doloroso y lleno de ternura, tal vez una de las experiencias más fuerte en este oficio", dice.
Hoy continúan los ensayos de La vida crónica, que se estrenará en septiembre. Una parte de lo que Torgeir creó ha desaparecido, otra ha sido reelaborada por su mujer, la actriz italiana Roberta Carreri. "La obra se desarrolla simultáneamente en varios países de Europa, en el 2031, después de la tercera guerra civil. Es un fresco de historia contemporánea con situaciones de atracción y choque entre individuos y grupos con culturas y destinos diferentes a causa de la emigración, la guerra civil, el desempleo, la crisis económica. Quiero hacer una obra que se dirija a los que no creen lo increíble: que una sola víctima vale más que todo, más que Dios".
A sus 74 años, Eugenio Barba ha sostenido un colectivo durante casi medio siglo. Sus libros y reflexiones sobre Antropología Teatral se publican en español, inglés, italiano, danés, etc. Ha recibido el título Honoris Causa de universidades en Ayacucho, Bolonia, La Habana, Varsovia, y Buenos Aires (2008), entre otras. Se impone preguntarle cómo hace para seguir creando y liderando el Odin, cuál es su motor impulsor. "La alternativa para nuestro grupo -dice para concluir- es sencilla: continuar o terminar. Si queremos ir adelante, tenemos que recordarnos que sólo la excelencia de nuestros resultados nos puede salvar.
Hay días en que el esfuerzo del trabajo es insoportable. La consciencia de que el Odin Teatret tiene un sentido profundo para algunos jóvenes y viejos nos ayuda a aguantar. América Latina es parte de esta consciencia".