Roberto Noble, un abogado conservador que llegó a ser diputado del Partido Socialista Independiente (escisión del Partido Socialista que él mismo fundó junto con el economista Federico Pinedo) y ministro de la provincia de Buenos Aires, había abandonado la actividad política para dedicarse al cuidado de sus campos cuando, el 28 de agosto de 1945, apareció en la escena periodística con el primer ejemplar del diario Clarín, que fundó convencido de que “en un concierto de tambores, salgo a tocar el clarín. Quiero dar una nota nueva. Y eso será Clarín en el periodismo argentino: una nota nueva.” Se refería, claro, a los tres grandes “monstruos” periodísticos con los que iba a competir: La Prensa, La Nación y El Mundo.
Faltaban apenas dos meses para el que terminaría siendo el nacimiento del peronismo, el 17 de octubre de 1945, cuando las movilizaciones populares organizadas por la CGT lograron la liberación de Juan Domingo Perón, quien había sido encarcelado por sectores militares opuestos a su influencia creciente en el gobierno. Y la Argentina se encaminada hacia las elecciones de febrero de 1946, en la que Perón resultaría triunfador con el 56% de los votos.
Ubicado ideológicamente en las antípodas de Perón, Roberto Noble se había pronunciado firmemente en contra de la neutralidad que “el General” había defendido durante la Segunda Guerra Mundial. Desde aquellas primeras páginas del diario Clarín, Noble había respaldado a los candidatos Enrique Tamborín-José Mosca, que la Unión Democrática oponía frente al entonces coronel Juan Domingo Perón. Con Perón ganador, era la primera batalla “política” emprendida por el joven empresario periodístico. Y la había perdido.
Sin embargo, Noble no tardó en reacomodarse a la nueva situación de la Argentina, cuando surgió una política enfrentada a “toda la dependencia extranjera”. El rápido giro hizo que expresara: “Tenemos que empinarnos sobre las querellas, dejar de mirar el pasado (...) No seamos la patrulla perdida del desencuentro; no seamos la generación sin lugar en la historia. Pongamos e hombro a la tarea de la prioridad absoluta: Argentina Potencial Mundial.”
Salvo algunos casos como el diario La Época, cuando Perón llegó al gobierno en 1946 en los medios gráficos había una fuerte presencia de los sectores de la oligarquía: los Mitre en La Nación, los Gainza Paz en La Prensa y Botana en Crítica.
Estos medios defendían intereses contrarios a la política que va a pretender desempeñar el gobierno de Juan Domingo Perón, y el diputado justicialista John William Cooke califica por entonces a La Prensa como “un enemigo de la nación y de la clase trabajadora, complotado con los intereses capitalistas”, en oportunidad de la reunión de una comisión bicameral del Congreso que terminó con la expropiación del diario de los Gainza Paz por los supuestos negociados realizados por la empresa en la importación de papel de diario.
Es verdad que, con la llegada del peronismo al gobierno, se había puesto en práctica, a través de la secretaría de información pública, un rígido control sobre los medios de comunicación que terminó con la clausura de Tribuna, además de la expropiación de La Prensa y una presión sobre La Nación que, una vez derrocado Perón, expresó que había debido que someterse a la censura previa.
Roberto Noble se vio beneficiado con la expropiación de La Prensa en 1951 que, al ser desde entonces manejado por la CGT, le dejó el campo libre del negocio de los clasificados. Nada menos.
Clarín, cuyo slogan era “un toque de distinción para la solución argentina de los problemas argentinos”, fue creciendo y se convirtió en uno de los diarios con más venta del país. Se diferenciaba de otros medios porque priorizó los temas locales y comenzó a darle mayor importancia a secciones como Deportes y Espectáculos, además de que llegaba a los kioscos de Capital Federal antes que cualquier otro diario.
Desde entonces, Clarín fue acercándose y alejándose de los distintos gobiernos, sean democráticos o militares, buscando satisfacer por sobre todo a los consumidores. Su línea editorial es alcanzar siempre la mayor cantidad de lectores, siguiendo el humor de la sociedad en cada caso. No le ha ido mal ya que, en la actualidad, sigue siendo el diario con mayor tirada de la Argentina y uno de los de mayor difusión en el mundo de habla hispana.