Por Pablo Lettieri
Cierta vez, un Licenciado en Comercialización se encontraba haciendo paracaidismo durante unas vacaciones en las sierras.
Una tarde, el viento cambió bruscamente y cayó en un campo desierto.
Sin saber dónde estaba, caminó durante horas hasta que divisó a lo lejos una cabaña.
Tocó a su puerta y lo recibió un hombre de mediana edad.
–Buenas tardes –saludó el marketinero–. Aterricé con mi paracaídas cerca de aquí, y me gustaría saber dónde estoy.
–Usted se encuentra exactamente en el centro de mi jardín –le respondió amablemente el hombre.
El marketinero se quedó pensativo un instante y luego le dijo al hombre:
–Usted debe ser Contador...
–¡Es verdad! –le contestó el hombre sorprendido-- ¿Cómo lo supo?
–Muy fácil. Porque me acaba de dar una información exacta que no me sirve para nada.
PD: tengo otros cuentos donde los que quedan mal son los marketineros.